Uno quiere pensar que es solo motivado por un desinterés, la falta de iniciativas serias de parte del Gobierno, para que se fortalezca la debilitada capacidad de comprensión lectora que aqueja a nuestro sistema educativo y repercute en las competencias de nuestra sociedad. No es difícil concluir que también hay detrás una intención evidente de quienes manejan el poder, de mantener ignorante a un pueblo, como estrategia para sostener el “statu quo”.
En contrapartida, grandes iniciativas que vienen desde el sector privado, que apuestan a estrategias de animación de lectura, se ven golpeadas por la falta de apoyo total de las autoridades de turno. Más allá del discurso, no hay un llamado a la acción para potenciar estos espacios.
Las conclusiones a las que se llegaron tras 21 ediciones de este multitudinario evento, que convoca a más de 20.000 personas y genera más de 1.000 nuevos lectores al año, son que tanto las instituciones educativas, como los propios niños y jóvenes, están sedientos de espacios de entretenimiento y aprendizaje extracurricular. Se ha detectado un mayor interés en la lectura y una comprensión más crítica de los textos evaluados a través de los proyectos.
Estos espacios plurales de encuentro con los libros y escritores, sin dudas, despiertan la curiosidad por la lectura, que no solo se materializa en el material impreso, sino más bien, en una práctica de comprender, entender y dudar. Ese pensamiento crítico, basado en un repertorio interpretativo nutrido, puede generar cambios sustanciales en nuestra sociedad.
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Quienes no crecimos con esas mismas posibilidades, soñábamos con cambiar el sistema, pero nos veíamos impotentes ante el poder establecido. En la actualidad, los jóvenes empoderados tienen en jaque a las instituciones con posibles tomas de colegio, manifestaciones u otras acciones que denuncian las carencias de la educación, por ejemplo.
Hace 20 años era impensable que los propios bachilleres protesten para pedir rubros docentes, que identifican como horas perdidas de clases. Los tiempos, evidentemente han cambiado y se evidencia una necesidad de calidad educativa.
La falta de oportunidades crea una brecha grande entre el autodidacta y de aquel que solo llega con lo que el sistema educativo carenciado le ofrece. Es entonces, ese valor intangible y crucial de la comprensión lectora, una herramienta liberadora, lo que la convierte en elemento de terror para quienes se benefician de someter a un pueblo sumiso.
sergio.gonzalez@abc.com.py