Cuesta estar mejor

La Municipalidad de San Pedro del Ycuamandyyú parece estar atrapada en un eterno ciclo de crisis, como si el progreso fuera un deporte extremo que a esta administración le resulta francamente inalcanzable. Y uno no puede evitar preguntarse, ¿es el hartazgo ciudadano real o solo digital? Porque en las urnas... otra es la historia.

Tras la accidentada gestión del colorado cartista Gustavo Rodríguez, quien renunció horas antes de ser destituido, llegó la “esperanza” vestida con el mismo color: Carlos Quiñónez, también colorado y cartista. El mensaje fue claro: más de lo mismo, pero con promesa de cambio. Un clásico.

Y si hablamos de mejoras, pues la ciudad no está mejor. Funcionarios renuncian por falta de salarios (pequeño detalle, ¿verdad?), las calles siguen hechas trizas, las obras están inconclusas, y los grandes anuncios como el hospital y el parque de la salud suenan más a cuento de hadas y con quejas de supuestas sobrefacturación incluidas que a políticas públicas.

El polideportivo de San Rafael sigue sin terminar. El hospital solo existe en los discursos, y el parque de la salud... saludos. Todo financiado con deudas crecientes y una administración que, al parecer, piensa que los fondos públicos se multiplican por voluntad divina.

Mientras tanto, la Junta Municipal sigue demostrando que representar al pueblo no siempre es sinónimo de dignidad ni capacidad. O quizás sí los representan fielmente, después de todo, los votos no caen del cielo.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

El conflicto tras la trágica muerte del concejal Cristhian Peralta puso en evidencia otro nivel de desorden: un caos de sucesión legal, juramentos irregulares, sesiones cuestionadas y una Junta que parece más ocupada en los juegos de poder que en la legalidad o la transparencia.

Y para rematar, el intendente Quiñónez solicita la emisión de bonos por G. 48.000 millones, como si fuera la panacea que curará la incompetencia. ¿Obras públicas? Claro, como las anteriores.

Entonces, ¿quién tiene la culpa? ¿Los eternos políticos de turno, que se reciclan con nuevos eslogan? ¿O el pueblo mismo, que, entre la rabia digital y el bostezo cívico, sigue eligiendo a los mismos de siempre?

San Pedro del Ycuamandyyú podría estar mejor, pero parece que no le da la gana. O, peor aún: ya se acostumbró a no estarlo.

Ijetu’u, pero esperanza nahavêi ha consuelo ndaitujúi.

omar.acosta@abc.com.py

Enlace copiado