Un romance o una comedia de enredos

Es curiosa la relación de nuestro gobierno con Estados Unidos. De Donald Trump pensaron: un “amigo en la Casa Blanca”. No parece serlo tanto. El miércoles 13 un furibundo informe del Departamento de Estados criticó acciones del poder en el Paraguay. El jueves ese mismo Departamento firmó con la cancillería paraguaya un extravagante acuerdo que no sabemos en qué cuernos nos convendría.

El secretario de Estado Marco Rubio es, según capos de acá, “un mi amigo último” de nuestro gobierno. De ser así, estaría cumpliendo aquello de “porque te quiero te aporreo”. Porque el informe de marras es un aporreo de tomo y lomo.

Ese documento le dio duro, por ejemplo, a la denominada comisión “garrote” del Congreso, integrada por “miembros del partido gobernante” y utilizada “para intimidar a los críticos con falsas acusaciones y amenazas de medidas legislativas con importantes sanciones”, según el informe del “dilecto amigo” del Gobierno.

Y se da el caso de que el líder de esa vapuleada comisión, criticada por Washington, fue ni más ni menos que Gustavo Leite, hoy flamante embajador paraguayo ante la Casa Blanca.

Y otro detallecito picante más: quien fungiera de presidente de la referida comisión desaprobada por el Departamento de Estado, el curvilíneo ario Dionisio, se ufana de haber enviado al Departamento de Estado el informe de tal comisión que el propio Departamento de Estado hoy desacredita ásperamente. Parece un guion de enredos escrito por Woody Allen o un relato del Borracho de la Arbolada.

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El informe del amigo Marco Rubio acusa taxativamente al Congreso de nuestro país de haber promulgado “una ley que codificó el control gubernamental sobre la sociedad civil”.

Recuerda además que actores políticos amenazaron públicamente “con procesar a periodistas por informar sobre abuso de poder y corrupción por parte de funcionarios gubernamentales”.

El documento fustigó también a la comisión del garrote vil por haber exigido a las ONG rendición de cuentas por proyectos financiados con fondos del exterior, en una campaña coordinada con “medios de comunicación afiliados al partido gobernante” para acusar a dichas organizaciones no gubernamentales de “irregularidades”.

Si el ario Dionisio cree que su informe garrote conmovió al Departamento de Estado, he aquí devuéltole como un disparo en el dedo gordo del pie.

Pero que no panda el cúnico. Para salvar la situación y restañar cualquier escozor producido por el arañazo, el angirû Rubio acaba de firmar con el canciller paraguayo, Rubén Ramírez Lezcano, un acuerdo que “ofrece a los solicitantes de asilo que se encuentran actualmente en Estados Unidos la oportunidad de tramitar sus solicitudes de protección en (el) Paraguay”.

Esto permitirá “a nuestros países compartir la carga que supone la gestión de la inmigración ilegal y poner fin al abuso del sistema de asilo de nuestro país”. Es decir, los paraguayos cargaremos parte de la carga que ellos no quieren cargar. Aquí festejaron esto como “un logro”. Friends will be friends, diría Freddie Mercury.

Un romance excéntrico. O una comedia de enredos.

neryfarina@gmail.com

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