El amarillismo

Dionisio Amarilla agredió verbalmente al presidente del club Olimpia, Rodrigo Nogués. Fue porque el club perdió ante Guaraní. En una competencia se gana, se pierde o empata. Esto es elemental. El problema es cuando la soberbia embrutecida de Amarilla le hace creer que el Olimpia debe ganar siempre porque es su club.

Se espera que en cualquier momento Amarilla encabece otra comisión “garrote” para “investigar” al Olimpia. El Decano se adelantó y le investigó. Encontró que desde hacía años no pagaba al club por tenerlo –aguantarlo– como socio. El pleito le obligó a ponerse al día, seguramente de malas ganas, de acuerdo con sus antecedentes, como el caso de la millonaria deuda a la ANDE, según insistentes publicaciones.

Los seguidores de Amarilla se hacen llamar “dionisistas”. No como otros políticos cuyos apellidos, modificados, sirven como identidad: abdistas, cartistas, llanistas, etc. Si los dionisistas usasen el apellido Amarilla, serían “amarillistas”, un vocablo que evoca el sensacionalismo, la mentira, la intriga. La palabra nació en los Estados Unidos en el siglo XIX, en plena pelea entre magnates de la prensa por un exitoso muñeco amarillo como logo, primero en los periódicos de Pulitzer y luego en los de Hearst. La orden que recibían los periodistas de sus patrones era: “no permitas que la verdad estropee un buen reportaje”.

También tenemos a senadores y diputados que siguen esta idea: no permitir que la verdad vaya a estropearles la buena vida. De vez en vez, no obstante, salta la verdad. El titular del Olimpia, acusado por el amarillismo de “hacer empanadas”, respondió: “Todos los trabajos son dignos” y que actualmente su empresa genera empleo a 1.300 personas directamente, y otras 1.500 en forma indirecta. Luego esta pregunta letal: “¿Vos qué hiciste por este país?” Sería interesante saber qué utilidad presta a la sociedad. Se sabe que había sido expulsado del Parlamento, expulsado del Partido Liberal Radical Auténtico, que se pasó al cartismo, que procura ser titular del Partido y se sabe para qué, que se niega a devolverle a la ANDE unos cuantos millones de guaraníes que su empresa, junto con su padre, había cobrado por postes de hormigón que nunca entregaron; que la denuncia del ente público ante la justicia data de años sin que nadie se anime a darle trámite.

Este párrafo de la respuesta de Nogués a Amarilla es para encuadrar: “Estamos en un mal momento, pero mi equipo y yo estamos construyendo el Olimpia del futuro. Vos estás en un lugar para ganar dinero a costa nuestra, tomando decisiones que van en contra del pueblo. Lavate la boca y limpiate los dedos antes de hablar o escribir sobre mi” (…) Vos me querés fuera del Olimpia, yo te quiero fuera del Senado ¡Escombro!”

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Al mismo tiempo, saltó el nombre de otro conocido escombro: Yamil Esgaib. Antonio Tardivo, en una “solicitada”, contó que es propietario de un inmueble en Ciudad del Este que le había alquilado al diputado, también cartista, por un año en el 2019. “No sabía que era la peor decisión de mi vida –dice el señor Tardivo– pues estaba firmando contrato con una persona que había sido no se caracteriza por su comportamiento de buena fe, tiene idéntico inconveniente con el Club Guaraní, se rehúsa a entregar el espacio ajeno, se atrinchera en el inmueble de los locatarios que inocentemente contratan con él, no paga alquiler, pero él sigue lucrando con sus actividades…”

El señor Tardivo asegura que hace cinco años y medio pidió auxilio a la justicia. Y nada, desde luego. Agrega que Esgaib tiene el apoyo de su movimiento, Honor Colorado.

En el pleito por la derrota del Olimpia, intervino otro escombro cartista, Jatar Fernández, quien expresó: “Los olimpistas queremos el triunfo, como sea”. Este “como sea” revela la calidad moral de un ex barra brava que la extiende también a la política.

Mientras tanto, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, denuncia la persecución a la libertad de expresión en nuestro país. También a las ONG, de manos de la comisión “garrote” del amarillismo.

Solo están para hacernos pasar vergüenza.

alcibiades@abc.com.py

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