Futuro cancelado por miedo

La reciente cancelación del viaje a Foz de Yguazú para el Parlamento Juvenil del Mercosur 2025, donde debían participar 18 estudiantes paraguayos, no es un simple fracaso institucional del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC). Es una bofetada al futuro, una traición directa al esfuerzo de jóvenes comprometidos con su país, como Anbella González Caballero, estudiante de Veni Loma, Carapeguá.

“Yo iba a abrir mis alas en Brasil”, expresó Anbella con la voz quebrada. Pero no fue solo un vuelo el que se truncó; fue una promesa colectiva de país, de juventud crítica y preparada, de esperanza nacida desde las aulas del interior.

El MEC de Luis Ramírez prefirió cerrar las oportunidades a los estudiantes antes que permitir que las verdades incómodas fueran debatidas ante el Parlamento Juvenil del Mercosur 2025.

El ministro alegó que los permisos legales para menores de edad no llegaron a tiempo. ¿En serio? ¿Ese es el argumento de un Estado, que mueve ejércitos de funcionarios cuando le conviene? No hay excusa válida cuando se trata del derecho de los jóvenes a representar a su país. Si solo dos tenían los documentos, ellos podrían haber ido a representar al Paraguay.

Anbella lo expone sin rodeos: “¿Cómo un Estado no va a poder gestionar la salida de al menos un representante?”. La respuesta está en lo que ella misma denuncia: no es falta de capacidad, es falta de voluntad. Es miedo. Miedo a los jóvenes que no se prestan al maquillaje del discurso oficial.

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La propuesta del Ministerio de “compensar” con un evento nacional no solo es patética, es insultante. Como bien lo dijo Anbella: “Eso es una migaja. Nosotros merecíamos el plato completo”. Un congreso juvenil con visita guiada al Palacio de López no puede reemplazar el valor de debatir con jóvenes de toda la región en Brasil, en igualdad de condiciones y ante organismos internacionales.

El ministro del MEC no entiende que esta generación no se calla, no se compra y no se distrae con discursos bonitos. En este país, donde los cargos se heredan por apellido y no se ganan por mérito, los verdaderos talentos jóvenes son sistemáticamente marginados, mientras que el nepotismo, el clientelismo y la corrupción estructural premian a los apellidos y no a los méritos. Este es un sistema que le teme a la juventud, que la margina y que quiere acallar su voz.

Anbella iba a hablar de corrupción, falta de oportunidades, precariedad en educación y salud, y de cómo los apellidos pesan más que los méritos. Esa verdad duele. Pero silenciarla duele más. Un gobierno que le teme a sus jóvenes no gobierna el presente: sepulta el futuro.

emilce.ramirez@abc.com.py

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