Vio uno que le gustó y preguntó qué documentos necesitaba para comprarlo. Le dijeron que solo hacía falta una fotocopia de su cédula de identidad, a lo que respondió que estaba llegando recién al país por lo que aún no había podido tramitar su radicación.
No hay problema - le dijo el dueño del local, y paso a explicarle que le confeccionaría un contrato privado de compra/venta, a modo también de recibo por el dinero que iba a pagar, y que en él colocaría los datos de su pasaporte.
El hombre a esa altura ya estaba encantado por la facilidad con la que podía conseguir un auto, sobre todo porque el vendedor le aseguraba que no se preocupara, que podía circular todo el tiempo que quisiera con ese contrato, ya que para el siguiente paso que era una transferencia había que ir hasta una escribanía y realizar toda una escritura pública, y eso significaba mucho más dinero y burocracia.
- ¿Una escritura pública para transferir un automóvil? - pensó, recordando que en su país se acreditaba la propiedad de un bien finito como lo es un vehículo a través del certificado legal de venta que emitía el vendedor, sin ningún otro trámite adicional. De todos modos no quiso ser descortés con un país al que acababa de llegar, y consultó qué más tendría que hacer para poder circular con su nuevo auto.
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Ahora tenés que habilitar tu vehículo - le siguió diciendo el vendedor, tras cobrarle y entregarle el contrato privado, explicándole que con ese documento y la cédula verde del vehículo ya era suficiente para ir hasta alguna de las tres municipalidades que le daba como opción para conseguir la habilitación.
¿No tiene que ser en la ciudad en la que estoy viviendo? - preguntó el hombre, a lo que el vendedor le explicó que no hacía falta, y que le aconsejaba ir a cualquiera de esos tres municipios porque ahí tenía algunos contactos que le harían un buen descuento.
El hombre fue entonces a una de las oficinas municipales recomendadas por el vendedor, aunque curiosamente estaba instalada en otra ciudad, y preguntó por el contacto que le habían dado.
Tranquilo kape - le dijo el funcionario, al explicarle que el dinero que estaba pagando era menos que el que tenía que cobrarle a cualquiera, pero que le estaba haciendo un descuento por ser amigo de su amigo. El hombre le dio el dinero, y a los pocos minutos volvió el funcionario con la factura y la habilitación del nuevo auto.
Al observar el documento, el hombre vio que había pagado un monto por un concepto denominado “inspección técnica”, ya no quiso preguntar a qué se refería, pero estaba seguro de que ni siquiera de lejos habían mirado su auto, al que dejó estacionado a una cuadra de la oficina municipal.
¿No hace falta contratar algún seguro hacia terceros? - le preguntó entonces al funcionario, quien a esa altura ya rió con fuerza explicándole que no era una exigencia en el país.
El hombre estaba muy asombrado, preguntándose internamente cómo se reclamaba allí si causaba algún accidente o se convertía en víctima de alguno.
Una última pregunta - le dijo al funcionario - ¿qué tengo que hacer para gestionar mi licencia de conducir de aquí?.
El funcionario le respondió formalmente que debía presentar un certificado de vida y residencia, hacer un examen de vista y oído, certificar su grupo sanguíneo, rendir un test teórico-práctico y asistir a un curso de primeros auxilios.
Ah, son bastantes requisitos - le dijo, pero el funcionario le explicó que todo eso lo podía hacer esa mañana un gestor con el que ellos trabajaban y que él solo debía pagar un monto por esa gestión.
El recién llegado aceptó, al entender que era la manera más rápida de hacerlo y que se lo estaba proponiendo un funcionario municipal recomendado por quien le vendió el vehículo.
Al cabo de hora y media nuestro hombre tenía su flamante licencia de conducir, en la factura municipal que le habían entregado figuraba un concepto que no entendía y que simplemente aparecía con siglas: OPACI
Le preguntó al funcionario qué quería decir eso, y éste le explicó que era una Organización No Gubernamental que armaron los intendentes para poder cobrar aranceles en todas las municipalidades del país.
- País curioso definitivamente - pensó el hombre, sin imaginar aún que su historia con el exótico tránsito local ni siquiera había comenzado.
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