Brasil sufre una dictadura

Es ahora nomás, ahora que la dictadura autodenominada “Unión Europea” ordenó a sus despreciables cipayos ensobrados en nuestro país y en el mundo “normalizar” la censura, la proscripción y la prisión por causas políticas, que ya no se denomina “dictadura” a un régimen que censura, proscribe y apresa a sus ciudadanos.

Hasta hace poco cualquier régimen que hiciera eso sería denominado dictadura, como corresponde, por caer de lleno en la definición; ahora sólo son “dictaduras” los que no se alinean a la dictadura autodenominada “Unión Europea aunque sean democracias plenas, como Hungría, Eslovaquia, Georgia o El Salvador.

Brasil es un ejemplo, lamentablemente: Hay censura total, proscripciones políticas y presos de conciencia. Como en Portugal a principios del siglo XX, la dictadura instaurada en Brasil no es fruto de un golpe militar sino de la concentración de poder en un civil, Alexandre de Moraes, ministro de la Corte Suprema y del Tribunal Electoral, que sigue los pasos del portugués Antonio de Oliveira Salazar, quien impuso la suya desde el ministerio de Hacienda.

Muchos lo venimos señalando desde hace bastante tiempo, aunque ahora tenemos la suerte de que el gobierno de Estados Unidos lo haya puesto en evidencia a nivel mundial y con el poder que tiene. El hecho de que los norteamericanos lo señalen porque conviene a sus intereses geopolíticos no modifica en absoluto la naturaleza del régimen brasileño.

De Moraes rescató de la cárcel, donde estaba cumpliendo una condena firme por la corrupción del caso Odebrecht, a Lula da Silva para candidatarlo a la presidencia de la República. No permitió que se escrute el sistema de votación de las elecciones a pesar de los serios cuestionamientos que generan las urnas electrónicas que usan allá; cuando se pidió que se usen máquinas de voto como las nuestras, censuró y amenazó con procesar penalmente a quienes se atrevieran a discutir la seguridad del sistema.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Calificó de golpe de Estado a las manifestaciones que se realizaron en favor de la transparencia electoral y, calcando hasta la última coma lo que en Estados Unidos se hizo con el famoso caso 6 de enero (de 2021), está reprimiendo cualquier oposición a su poder absoluto.

Lo que ve cualquier persona no ensobrada, lo dice ahora Estados Unidos. Y para los que pretenden minimizar lo que dicen los norteamericanos, lo que cada uno puede preguntarse para no depender de narrativas mediáticas es muy simple: ¿Es verdad o es mentira lo que dice Estados Unidos?

Para nosotros el problema no se reduce a los aranceles norteamericanos a las exportaciones brasileñas. Es más grave, pues Brasil es nuestro principal socio comercial y Estados Unidos es nuestro principal socio político.

Hace al menos seis semanas que pido hablar de esto con cualquiera de la Cancillería o de las comisiones de Exteriores de las cámara legislativas, pero fracasé hasta ahora miserablemente y me temo que no quieran hablar porque simplemente no tienen idea de lo que hay que hacer.

evp@abc.com.py

Enlace copiado