El fondo de olla y vacas que vuelan

El presidente de la República, Santiago Peña, había realizado una serie de promesas de campaña, entre ellas había dicho que el “que tenga plata en tu bolsillo será mi prioridad”, lo cual hasta ahora sigue siendo una fantasía, salvo para unos pocos del cartismo, que viven en el “mundo de las maravillas”, entre “latte” y “cheesecake”.

A este ritmo, ni siquiera se puede decir que el “vamos a estar mejor” llegará el “día que las vacas vuelen”, ya que, técnicamente, desde hace una década que nuestro país empezó a exportar ganado en pie en aviones.

A esto hay que sumarle que el gobierno de Peña está logrando lo que hasta hace poco no padecíamos, un precio de la carne vacuna “por las nubes”, a tal punto que no sería extraño de que los precios de la tapa cuadril, la costilla o el vacío se le crucen en pleno vuelo en alguno de sus casi 50 viajes que lleva hasta ahora.

Mientras tanto, el paraguayo de a pie, que recuerda con añoranza algo que era tradicional, el compartir un asado en familia al menos los fines de semana, también debe soportar el trago amargo de tener autoridades que actúan con indiferencia y hasta desprecio ante esta dura realidad.

Esto no solo por aquellas cuestionadas expresiones del senador colorado Luis Pettengill, sobre que los que no tienen dinero para comprar cortes “premium”, deberían conformarse con puchero, sino porque también la Cámara de Senadores dejó sin quorum su sesión ordinaria para evitar se debata la creación de una Comisión Especial para indagar el porqué de los altos precios de los cortes cárnicos.

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Sin embargo, la más dura de las indiferencias fue que se observó en una audiencia pública en el Congreso, donde ningún oficialista estuvo presente para oír la realidad de los estudiantes, esa que se oculta tras su indicador “macro” y sus privilegios.

Uno de los estudiantes secundarios relató cómo sus compañeros dan clases al borde del desmayo por el hambre, o deben pagar para comer el “olla ruguápe opytáva”, es decir, raspar el fondo de la olla por las sobras del programa Hambre Cero.

En resumen, si bien es un país donde las autoridades “viven en las nubes”, “las vacas vuelan” y las ollas “hacen milagros”, no estamos en el país de las maravillas que pintan.

alejandro.acosta@abc.com,py

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