Presidentes liberales

“Presidentes de la era Liberal” es el libro de Edgar Villalba Riquelme. Nos trae el estudio, el análisis, la historia de un tiempo político que nació en 1904 y murió en 1940, sin esperanzas de resurrección así como están las cosas.

El relevo por las armas vino luego de 30 años de dominio colorado, que tuvo otros nombres aunque provisionales. En 36 años de liberalismo, hubo 22 presidentes. Un promedio de menos de dos por año. El último, el mariscal José Felix Estigarribia, se salvó de ser volteado gracias al accidente trágico que padeció. Pero, previamente, no se salvó del exilio como tampoco se salvó el otro conductor victorioso de la Guerra del Chaco, el doctor Eusebio Ayala.

Edgar Villalba, un liberal de pies a cabeza, nos presenta a cada presidente con sus luces y sus sombras. Nos muestra que la actividad política en el Paraguay no se mueve en círculo. No se repite. Continúa de lo más campante, sin desviarse un milímetro. “Lo que es ya existió; lo que será ya fue”. (Eclesiastés)

El pasado y el presente no son exactamente los mismos, pero están unidos por matices. La democracia no es un asunto que quita el sueño a los gobiernos de antes ni a los de ahora. Se da el caso curioso en la historia política paraguaya de que en el Poder no está un partido político sino una fracción de él. En tiempos de los liberales estaban en el Gobierno cívicos o radicales. En el stronismo, los militantes que mandaban en nombre del Partido. Hoy, el cartismo a cuenta del coloradismo. “Lo que es ya existió, lo que será ya fue”

De los 22 presidentes de la era liberal –tan bien relatada por Edgar Villalba- aparecen personajes extremos. Por un lado, en el abismo, el coronel Albino Jara; en la cumbre, Eligio Ayala. Jara, un militar tumultuoso, víctima de una ambición desmedida de mando, causó un terrible daño al país. El famoso 2 de julio –de 1908- marcó su ascenso pero al mismo tiempo su derrota. Era previsible que muriera golpeado por las balas. Esta muerte tuvo el aliento de una tragedia griega. El 15 de mayo de 1912, en Paraguarí, Jara se desangraba a los pies de Manuel Gondra, a quien había expulsado de la presidencia de la República. También en su agonía, tuvo que escuchar el desesperado reclamo de la madre de Adolfo Riquelme. Quería saber dónde estaba el cuerpo de su hijo, fusilado por Jara.

Eligio Ayala, ministro de Hacienda y presidente de la República en los años ’20 del siglo pasado, debe su prestigio imperecedero a un hecho en apariencia insignificante: la honestidad. Mezquinó el dinero público como ningún otro funcionario. Vivió exclusivamente de su salario. La ostentación nunca le tentó, tampoco el culto a la persona. Se entregó totalmente a su patria. Desde Eligio Ayala para acá ningún presidente se dio con tanta integridad, con tanta honestidad, en servir a sus conciudadanos. Ayala, liberal, era mucho más exigente con sus correligionarios. Les enseñaba con su ejemplo que un partido político es útil al país desde la ética, desde no perdonar ningún acto de corrupción. Ser complaciente con la delincuencia es el camino más corto para expandirla y fortalecerla en las instituciones del Estado.

El otro presidente Ayala, Eusebio, dignificó también a su partido y al país. Le tocó tomar decisiones difíciles, esenciales, en el transcurso de la Guerra del Chaco. Cuando le faltaba seis meses para finalizar su gobierno, le tumbó un golpe militar en febrero de 1936. Como muchos paraguayos que amaron a su país, murió en el exilio, en Buenos Aires, en junio de 1942.

El último presidente liberal fue el mariscal José Félix Estigarribia, indiscutido y brillante conductor de la Guerra del Chaco. Cuando le tocó conducir el país desde el Palacio de Gobierno, tomó medidas dictatoriales que dañó al país mucho más allá de su trágico fallecimiento, en 1940. Dejó como herencia la Carta Política que cimentó la dictadura del general Higinio Morínigo (1940-1948) y luego la del general Alfredo Stroessner (1954 – 1989).

Solo queda felicitarle al doctor Edgar Villalba Riquelme por este singular aporte que aclara muchos aspectos de nuestra tumultuosa vida política.

alcibiades@abc.com.py

Enlance copiado