Acertó en todo (especialmente en que él pintaría un país de maravillas) pero no hizo ninguna referencia a cómo creía él que reaccionaría la gente ante su habitual informe al Congreso.
Posiblemente, fue adrede, consciente de que la ciudadanía le presta poco o nada de atención a este informe anual. ¿Por qué? Un motivos es que todos -y no solamente la prensa- saben bien eso de que el mandatario se dedicará a hablar de las supuestas maravillas de su gestión, sin ningún atisbo de autocrítica o sinceridad sobre la situación real del país.
Ni a Peña ni a ningún otro presidente se le ocurriría hacer un informe sincero, detallando las carencias y deficiencias que tenemos como país, muchos de ellos estructurales (o sea, no son responsabilidad exclusiva del gobierno de turno) y, seguidamente, pasar a detallar qué acciones se tomaron y se están tomando para superar esa situación.
Los colorados tienen la ventaja de que casi siempre ganan las elecciones, por lo cual, en vez de pelearse gua’u, podrían plantear políticas de Estado a largo plazo, que se mantenga de un gobierno a otro y que tengan que ver con la resolución de necesidades reales.
Posiblemente, Peña prefirió recurrir en su discurso a frases hechas y fantasías, como la de “nuestro pasado de grandeza” (¿?) porque no tiene condiciones ni ganas de ser sincero.
Dijo lo que le escribieron para que diga y lo que a él le dio la real gana, porque lo que está haciendo realmente está a la vista: Dejar que el comando de Honor Colorado y su jefe Horacio Cartes manejen los hilos de la política a su antojo para perseguir enemigos, proteger a delincuentes, repartir cargos y beneficios económicos desde el Estado para ellos y sus amigos, manejar casos judiciales para tener impunidad y proteger a autoridades locales que robaron al erario público, etc.
Mientras tanto, Peña, se dedica a fortalecer empresas de sus amigos y a su grupo económico para disfrutar después de los beneficios de haber pasado por un cargo que le fue dado en bandeja para servir intereses particulares.
Es lo que se ve a simple vista y que no puede tapar ningún discurso contando de un país de supuestas maravillas.