La República del Revés

“Me dijeron que en el Reino del Revés nadie baila con los pies. Que un ladrón es vigilante y otro es juez y que dos y dos son tres”, dice una estrofa de la canción de María Elena Walsh. Si bien tiene una letra infantil que describe situaciones absurdas, parece desvelar -al paso del tiempo- certeramente a un país muy conocido por todos nosotros.

¿O acaso dos y dos no son tres en las explicaciones que nos dan ciertas autoridades cuestionadas por falta de transparencia en sus gestiones administrativas? O cuando faltan medicinas, instrumentales y nos hundimos en necesidades en los hospitales, la justificación administrativa sigue siendo la misma, la justificación de lo injustificable.

Semanas atrás -en esta tierra del revés-, un diputado con discapacidad votó contra las personas con discapacidad y justificó su acción, dejando su credibilidad por el suelo con esa población. No sorprendió a su población porque en tiempo pasado tuvo un ministro de Salud Pública que, siendo médico, orondamente salió a defender el uso del tabaco para mejorar la vida de la gente.

En la República del revés, un diplomático reivindica una sangrienta dictadura militar, una bancada “pro vida y pro familia” normaliza a los “criaditos”, el machismo y asegura que esa aberración es sencillamente una tradición, como en Paraguay es el tereré. Además, se cuestiona y pide la cabeza de una ministra que en lugar de contratar a 2.000 nuevos funcionarios para un hospital solo haya enlistado a 1.200, pero se defiende a capa y espada a un intendente que quebró la municipalidad al punto de no poder pagar salarios.

No podemos dejar de mencionar al Poder Judicial de este país del revés, después de tantos casos de magistrados que liberaron a grandes narcotraficantes y llenan las prisiones con sus víctimas, los adictos que fueron “capturados” con unos pocos gramos. Otros involucrados en casos de narcotráfico no solamente están libres, trabajan en su Congreso.

En la República del Revés los encargados de elaborar leyes solamente reciben sobres, en ellos están las instrucciones de lo que deben hacer, no se permite el debate, la interacción, ni la opinión contraria, todos se deben uniformar de acuerdo al hacedor de los sobres.

En gran contraste con esa República del Revés, los paraguayos tenemos un himno, que aunque no lo entonemos por completo, reza: “De la tumba del vil feudalismo se alza libre la Patria deidad; opresores, doblad rodilla, compatriotas el Himno entonad”.

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