El iris guarda patrones únicos e irrepetibles, que además no cambian con el tiempo. El concejal municipal de Encarnación Andrés Morel denunció que pobladores de barrios humildes han recibido propuestas para hacer este escaneo en la propia ciudad, como también ir hasta la vecina Posadas (Argentina). Ninguno supo explicar el fin con el que les solicitaron entregar sus datos a cambio de dinero.
Según la investigación que realizaron los ediles, se podría tratar de una práctica registrada en otros países en los que han criticado esta práctica. Empresas como Worldcoin ofrecen escanear el iris de las personas a cambio de una recompensa en criptomonedas. La idea detrás de esto es crear una identidad digital única para cada persona, usando el iris como una especie de “huella digital del ojo”. Esto permitiría, por ejemplo, verificar que eres un ser humano real (y no un bot) al usar ciertos servicios digitales o acceder a plataformas financieras.
Detrás de Worldcoin está una empresa llamada Tools for Humanity, fundada por Sam Altman (también CEO de OpenAI, organización detrás de ChatGPT), junto con Alex Blania y Max Novendstern. La compañía tiene sedes en San Francisco y Berlín.
Utiliza un dispositivo llamado Orb, una esfera metálica que escanea el iris de las personas. Este escaneo genera un código único que se usa para crear una identidad digital global llamada World ID. Países como España, Francia, India y Kenia han prohibido esta práctica por no cumplir con sus leyes de protección de datos. En algunos lugares, estas empresas han ido a comunidades vulnerables ofreciendo dinero a cambio del escaneo, lo que genera dudas sobre si las personas realmente entienden los riesgos.
En nuestro país todavía no existen sistemas que requieran el escaneo de iris para la identificación, porque requiere de equipos costosos, por lo que las autoridades de Cibercrimen de la Policía manifestaron que no hay hecho punible investigable. No obstante, es una práctica riesgosa para quienes entregan sus datos biométricos sin conocimiento. En resumen, aunque la tecnología busca facilitar la vida digital, muchos gobiernos y expertos temen que se esté sacrificando la privacidad de las personas por una recompensa económica.