Bastión de la inmoralidad y de la ineptitud

Una condición esencial para ser político es desarrollar la capacidad de simular. Y simular, según el sabio diccionario de María Moliner, es “hacer aparecer que existe una cosa que no existe”. Un acto de simulación se dio en el llamado Foro Madrid, donde don Santiago Peña afirmó que el Paraguay es un “bastión moral de la región”. Hizo aparecer que existe algo que no existe.

Es difícil “vender” el concepto de que nuestro país sea bastión moral de lo que fuere, y que “se ha erigido durante décadas como un inflexible guardián de los valores fundamentales de Occidente”.

Tanto se erigió en “guardián de valores” durante décadas de coloradismo, que esta tierra de chespis y baches ostenta el título de vicecampeón sudamericano de corrupción, solo superado por Venezuela. Esto justificaría que en las reuniones de gabinete los mandamases demostraran su “patriotismo” luciendo una camiseta albirroja bajo el saco. A eso se reduce lo patriótico.

Bastión moral seríamos si dejaran de robar en cada licitación, como en la de los pupitres del cuento chino; bastión moral seríamos si las compras del Estado estuvieran exentas de coimas (hay denuncias de las exigencias de gobernadores e intendentes a proveedores del almuerzo escolar); bastión moral seríamos si se intervinieran todas las municipalidades corruptas y no solo aquellas cuya autoridad molesta al Quincho por su crecimiento político. El diputado cartista Derlis Rodríguez tuvo un ataque de sinceridad el pasado miércoles 11, cuando en plena sesión de su Cámara admitió que blanquearon a varios municipios cuya intervención se pidió. Y confesó que eso se lo echaron en cara sus hijos.

Claro, los blanqueados eran “dilectos amigos” bendecidos por el Don. “El político que no hace tráfico de influencia no es político”. Upéa la “bastión moral”. Cuando hay muchos hombres oscuros en el poder, la época resulta muy oscura. Es una regla de oro. Y lo de “oscuro” no tiene nada que ver con el color de la piel. Hay políticos rubitos pero oscuros.

Bastión moral seremos cuando el presidente de la República deje de inaugurar hospitales que son solo cascarones; cuando un compatriota enfermo pueda ser asistido íntegramente en un centro público sin que se le exija que compre hasta el foquito para el consultorio.

El señor Raúl Latorre dijo en el Foro aludido que “el Paraguay es una tierra de principios y valores…”. Principios y valores los tiene el pueblo que trabaja para sostener a la patria contra los depredadores de la política.

“El Paraguay es como una casa en ruinas que debe alojar en su intimidad profunda la posibilidad de un renacimiento…”. Esto lo dijo Roa Bastos en un ensayo titulado Los grandes cementerios bajo la luna.

Es un retrato poético de la inmoralidad que nos golpea desde el poder, desde donde no se hace más que simular un interés en la patria, cuando el único interés de los simuladores es enriquecerse impúdicamente a costa del dolor de la gente. Ya no necesitan simular.

nerifarina@gmail.com

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