Si imaginamos estar en dicha conferencia con los estudiantes de antropología es muy posible que teoricemos respuestas y que algunos se jueguen por decir que el primer signo de civilización son los implementos de cocina, o la capacidad de hacer fuego, o las herramientas de caza y pesca, o tal vez la rueda. Lo que se cuenta es que nadie esperaba la respuesta que fue brindada: “El primer signo de civilización fue un fémur humano fracturado y posteriormente curado”.
La sorprendente respuesta no daba para imaginar muy fácil por qué los seres humanos nos volvimos “menos animales” con ese hecho. Pero la justificación resultó una lección para los antropólogos. Resulta que el fémur, el hueso más grande del cuerpo humano que une la cadera con la rodilla, tarda al menos 6 semanas en sanar si resulta fracturado, eso impediría a esa persona salir a buscar comida, al no poder movilizarse también sería presa fácil de un depredador y todo eso implica que sería muy difícil que sane y sobreviva sin la ayuda de otro ser humano solidario.
La solidaridad, el cuidado con vendajes, inmovilizar y permitir el reposo del convaleciente nos diferenció hace miles de años del resto del mundo animal que se mueve por su instinto salvaje. Me parece muy importante recordar esto para ubicarnos en los tiempos actuales en Paraguay que va caminando paso a paso en el sentido contrario de la civilización.
Caminamos en contramano a lo que nos hace humanos cuando normalizamos o justificamos crímenes atroces como los que ocurrieron en los últimos tiempos. Al parecer, descartar a los seres humanos que no nos sirven se convirtió en una especie de norma egoísta y criminal para muchos. “Un día más en la oficina” para los sicarios. Y a la vez, tampoco debería sorprender que quien haya decidido lo peor para su propio hijo -en este caso en el vientre de su madre- se encuentre abierto a cometer otros “descartes”.
Mientras hombres y mujeres perdamos la capacidad de respetar y cuidar la vida humana, nos iremos literalmente “deshumanizando” (aunque suene muy obvio), perdiendo civilización, dejando de lado lo que por milenios ha sido conquistado, por lo que quedamos reducidos a los seres primitivos que ocuparon la tierra hace miles de años, esos que al fin y al cabo son nuestros antepasados.
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