Ampliar la discusión

El tema se instala en esta época del año y está claro que de su resolución nadie sale hasta ahora satisfecho.

Desde hace casi diez años, cada mes de junio se instala el Consejo Nacional de Salarios Mínimos (CONASAM), para elevar al Poder Ejecutivo la propuesta de reajustes de los salarios mínimos para las diversas actividades del país.

Lo hace teniendo como base el informe del Banco Central del Paraguay, que registra la variación interanual de una canasta de bienes y servicios, que a través de una fórmula y ponderación constituyen lo que es denominado como Índice de Precios al Consumidor (IPC).

Éste año el ritual vuelve a repetirse, como lo obliga una modificación legal del año 2016, estableciendo que el reajuste salarial básico debe darse anualmente y no solo cuando la inflación acumulada llega al 10%, como estaba establecido anteriormente.

Así las cosas, el CONASAM comenzó a reunirse esta semana, para elevar luego al Poder Ejecutivo la recomendación del reajuste salarial que debe darse desde el 1 de julio.

Y todo indica que será en el porcentaje del 3,6% que registra como variación interanual de precios el Banco Central del Paraguay (BCP), frente al reajuste del 15% que como mínimo exigen los gremios de trabajadores.

Si el porcentaje es del 3,6%, serán poco más de 100 mil guaraníes de reajuste exclusivamente para quienes ganan el salario básico, poco más de 91 mil guaraníes netos descontando el aporte al IPS.

El reajuste del mínimo, en realidad el mínimo para actividades diversas no especificadas considerando otros mínimos diferenciados para diferentes actividades, traerá consigo también el reajuste de varios conceptos indexados al jornal mínimo, como por ejemplo tasas, multas y hasta sueldos de gobernadores y concejales departamentales (?).

El ritual anual convirtió hasta aquí al CONASAM prácticamente en un pasamanos del informe del Banco Central al Poder Ejecutivo.

Pero la discusión de fondo sigue sin abordarse, aunque con el compromiso ahora del ministro de Economía de hacerlo; Carlos Fernández Valdovinos asegura que ya están trabajando para determinar el próximo año un reajuste salarial más cercano a las necesidades vitales del trabajador que depende de ese salario mínimo para subsistir.

De hecho el Banco Central del Paraguay anunció que comenzará en el tercer trimestre de este año una encuesta para actualizar esa canasta de bienes y servicios, algo que se realiza cada diez años, y que en esta ocasión incorporará con seguridad algunos rubros que se potenciaron en estos años, como el viaje a través de aplicaciones de transporte que compiten con ómnibus y taxis, o la necesidad cada vez mayor de conectividad a internet para trabajar o estudiar.

El Código Laboral de 1993 define al salario mínimo como aquel suficiente para satisfacer las necesidades normales de la vida de un trabajador, consistentes en alimentación, vivienda, vestimenta, transporte, salud, educación y recreaciones, considerándolo incluso como jefe de familia.

¿Puede tener esto cubierto con poco más de 2.546.000 guaraníes netos al mes? Evidentemente la respuesta es no, más aún si consideramos que la discusión es hasta ahora muy limitada, ya que considera por ejemplo al país como un todo homogéneo, sin tener en cuenta que el costo de vida en ciudades como Asunción, Ciudad del Este, Encarnación u otras puede ser bastante más alto que en el de otros municipios.

El Código Laboral es todavía más claro y exigente en esto, ya que fija que el salario debe estar orientado a mejorar el nivel de vida, considerando el costo de vida de la familia obrera, el nivel general de salarios en el país o región donde se haga el trabajo y las condiciones económicas de la rama de actividad respectiva, entre otros aspectos.

Está claro que la discusión debe abrirse mucho más, con la justificada percepción de que el reajuste anual es insuficiente y que la brecha entre el salario básico y el costo real de vida es cada vez más grande.

guille@abc.com.py

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