Vida húmeda, vida pública

El día en que ocupemos la misma cantidad de tiempo, horas, letras, espacio y redes sociales que hemos usado para hablar de la vida húmeda de Santiago Peña versus la integridad pública de sus actos en el ejercicio de la administración del Estado paraguayo, es posible que auténticamente se cumpla aquello de que vamos a estar mejor.

Da asquito ver la comidilla sobre su vida auténticamente privada en lugar de ocuparnos y preocuparnos por el conjunto de auténticos espantos públicos que están ocurriendo.

Hay cosas que de verdad están despellejando al país. Santiago Peña aún no cumple dos años en el gobierno y de lejos no estamos nada bien. Son mucho más pornográficos sus eternos viajes sostenidos con el pulmón de nuestros impuestos que las encamadas que atribuyen. He aquí un rápido resumen de cosas por las que deberíamos estar verdaderamente espantados:

Se siguen multiplicando licitaciones donde se ve la mano y el favoritismo presidencial hacia sus socios en negocios y en inversiones: se están quedando con toda la información neurálgica del estado. Petropar ha firmado contratos sobre dudosas provisiones que nunca han llegado; es probable que encontremos petróleo en el Chaco antes que llegue el combustible. Los brasileños amenazan con hacer vencer plazos de renegociaciones en Itaipú mientras NADA aún explican sobre la asumida operación de espionaje de Brasil sobre Paraguay. Argentina acaba de dejar a cientos de miles de compatriotas que viven allí sin protección médica y el Ministerio de Salud aún no parece dimensionar lo que se viene. El Presidente del Congreso anuncia que no acatará una decisión de la Corte Suprema de Justicia, máxima autoridad en el Paraguay para sentenciar qué es o no violatorio de la Constitución Nacional.

En unos días más se sentará en un Juicio Oral y Público el socio comercial y amigo de Horacio Cartes, el senador cartista Erico Galeano, también cigarrillero y quien prestó su avioneta a la estructura de narcos por los cuales ahora piden recompensa. La inseguridad está cobrándose vidas y parece no lograr contención. Tenemos centenares de compatriotas presos de las aguas y de años de desidias viales en el norte del chaco paraguayo. A iniciativas de Yamil Esgaib están por aprobar una nueva ley de comisos que hasta Al Capone aplaudiría.

Podría seguir, pero creo que este pequeño compendio ya le puede servir para la próxima vez que quiera ocuparse de quien se acuesta con quien. Porque lo verdaderamente escandaloso no está en sus braguetas, sino en la manera sistemática en que saquean lo público mientras nos entretienen con miserias de alcoba. Hay gentuza capaz de hacer correr escándalos privados para que no hablemos de los públicos.

mabel@abc.com.py

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