Desde su fallecimiento nunca me fue fácil hablar de Alfredo Seiferheld. Es por el afecto entrañable que nos unía. Historiador y periodista singular, más una extraña dimensión humana, hacen de él una persona inolvidable.
Le dolía la desgracia de los ciudadanos torturados, exiliados, desaparecidos. Sus columnas en ABC Color, valientes y luminosas, expresaban su alma solidaria con las víctimas de atroces injusticias.
Su naturaleza fraterna la extendía a raudales hacia los excombatientes de la Guerra del Chaco. Con insistencia denunciaba sus necesidades al mismo tiempo de admirar el sacrificio en defensa de la patria.
Desde 1975 venía colaborando con ABC Color especialmente con artículos referidos a la filatelia. Se lo contrató en 1980 como periodista y editorialista.
Almorzábamos con Alfredo, y muchos otros amigos, en un restaurante japonés, en la calle Constitución. Era siempre el primero en llegar, puntualmente a las doce.
Me acuerdo que en estas reuniones Alfredo no dejaba de sorprendernos por su extraño sentido del humor. Lo tenía a montones, sólo que en otra dirección de la nuestra. Se reía con ganas de algún chiste que nos parecía carecer de toda gracia. Y al revés, nos reíamos a carcajadas de chistes que le parecían más bien fastidiarles.
Otro de los motivos por los que le voy a recodar siempre fue su generosidad. Solo una muestra: Cuando estuve preso en el Departamento de Investigaciones de la Policía de la Capital. Incomunicado, recibía de casa jugo o café en un thermo que me acercaba el policía de guardia. El thermo tenía como una tapa en la base. En el pequeño hueco, me venía cada día una esquela de Alfredo. Me acercaba una noticia, me alentaba y me expresaba su preocupación. Se daba el curioso caso de que yo procuraba alentarle “a vuelta de correo”.
Alfredo nació en Villarrica en 1950. Pese a su corta vida dejó trabajos esenciales. Sus entrevistas dominicales para la revista de ABC Color fueron un aporte singular para el conocimiento del pasado reciente del país. Llevaron el título de “Conversaciones Político-militares”, luego publicadas en cuatro volúmenes. Reúnen las ideas, reflexiones, relatos, experiencias, de algunas de las personalidades que escribieron la historia de nuestro país.
Hasta sus últimos días fue corresponsal de The Asociated Press. Fue miembro de número de la Academia Paraguaya de la Historia; Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid, España; perteneció al Instituto Paraguayo de Estudios Geopolíticos e Internacionales; al Instituto Sanmartiniano y otras entidades culturales y académicas. Bachiller en Ciencias y Letras con medalla de oro; licenciado en Historia con igual distinción; doctor en historia; realizó estudios en la Universidad de la Sorbona, Paris.
Algunas de sus obras: Las comunicaciones postales y telegráficas en el Paraguay; Estigarribia, 20 años de política en el Paraguay; Economía y Petróleo en la Guerra del Chaco; La caída de Federico Chaves, una visión norteamericana; Nazismo y Fascismo en el Paraguay.
Alfredo Seiferheld quería y sabía hacerse querer. Es para no olvidarlo nunca.
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