Es que solo en los primeros cuatro meses del año ya lleva cubriendo, con más de 814 mil millones de guaraníes de dinero público, el pozo cada vez más profundo de la caja fiscal.
Un agujero que se ensancha exponencialmente mes a mes, devorándose recursos de los contribuyentes.
Solo año pasado el déficit fue de más de 2.200 billones de guaraníes, frente a los 1.140 billones de 2023.
El agujero real sin embargo es mayor, y se maquilla con el, por ahora, superávit del aporte de los funcionarios de la administración pública.
Sin este aporte, los agujeros reales son de casi 2.405 billones en el 2024 y más de 1.872 billones en el 2023.
Las cajas que vienen arrastrando déficits históricos son las de militares, policías y docentes del magisterio nacional; desde el 2023 se le sumó la caja de docentes universitarios y desde el año pasado la de magistrados judiciales.
El crecimiento del agujero es exponencial, y a un año y nueve meses de haber asumido el gobierno, el Ejecutivo sigue sin presentar un plan concreto para revertir la tendencia que termina devorándose cada vez más dinero público que podría destinarse a inversiones en áreas fundamentales.
En una línea de tiempo los números son aún más gigantescos, el sector de los docentes en los últimos diez años devoró casi 5 mil billones, el de los militares otros casi 5 mil billones y el de los policías más de 4 mil billones.
La salida obviamente no es mágica y requerirá sacrificios, y las opciones son varias, yendo desde el aumento del aporte de los funcionarios activos, que actualmente es del 16%, hasta reajustar los porcentajes y las condiciones de jubilación, algo que ya generó algunas reacciones de rechazo.
Pero algo es claro: o se modifican las reglas de jubilación en la caja o en un par de años ya todo el pozo deberá ser tapado con los impuestos de todos los ciudadanos.
Es solo cuestión de observar cómo cayó drásticamente el único sector superavitario, el de los funcionarios de la administración pública, que de un saldo positivo de 732 mil millones en el 2023, llegó a solo poco más de 185 mil millones el año pasado.
Poniéndolo en porcentajes es aún más gráfico, en los cuatro primeros meses del año el sector de los funcionarios tiene un superávit de solo el 11 por ciento, mientras que las demás cajas tienen déficits cada vez más profundos: los militares 74 por ciento, los policías 63 por ciento, maestros 48 por ciento, magistrados 30 por ciento y docentes universitarios 23 por ciento.
Este viernes los responsables del Ministerio de Economía y Finanzas anunciaron que el proyecto de reforma de la caja aún está en proceso, y que una vez definido será socializado con todos los sectores afectados antes de plantearlo al Congreso, un proceso que se va postergando mientras el tiempo va pasando, acercándonos a la segunda mitad del año.
En los meses siguientes el electoralismo y el propio internismo del oficialismo pensando en las municipales del próximo año se acentuarán, contaminando la discusión sobre un tema fundamental, que no solo afecta a los 230 mil funcionarios activos aportantes y 80 mil jubilados y pensionados, sino al Estado en su conjunto.
Por eso creemos que este es un valioso tiempo perdido, ya que se trata de un lapso en el que el Ejecutivo tuvo viento a favor, aún con bajo desgaste y muy poca oposición interna a sus proyectos.
Lo previsible es que aparezca nuevamente en poco tiempo más el viejo sainete que nos ofrecen desde del partido de gobierno en las últimas décadas, cuando repentinamente oficialistas fanáticos se transforman en opositores tenaces, al quedar de lado en la repartija de cargos y postulaciones, y todos los discursos y decisiones y posiciones políticas quedan condicionados por el electoralismo.
El agujero entonces, seguirá devorándonos a todos.