Los problemas que el celular crea en la pareja

El exdiputado Orlando Arévalo y su esposa, la concejala de Lambaré Carolina González, han sufrido incómodas situaciones debido a sus celulares.

Un chat con el asesinado Lalo Gomes hizo perder su curul a Orlando y otro chat motivó una denuncia del Ministerio de Educación contra Carolina, por su presunta relación con un probable fraude en exámenes de ingreso para formación docente. Malditos teléfono, diría la pareja.

Ambos alcanzaron cargos públicos relevantes pese a cuestionamientos. Arévalo, de cuyo título de abogado de una universidad Leonardo Da Vinci se duda, presidió nada menos que el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.

Había llegado a tal cargo luego de otro “abogado” del cartismo, Hernán Rivas, que apenas puede deletrear un documento. El Paraguay da para todo. Arévalo cayó solo porque ya era insostenible, incluso para Honor Colorado.

Por su parte, la señora Carolina, concejala municipal de Lambaré, tuvo un momento de fama tras un chat en el cual se la notaba ansiosa de buscar una manera de justificar la construcción su multimillonaria mansión, cuyo costo estaría fuera de sus ingresos declarados por su cargo. En esa mansión habita el célebre inodoro inteligente de los Arévalo-González. En ese entonces surgió también la denuncia de la constructora de la residencia en torno a la falta de pago de unos 400 millones de guaraníes.

Y ahora salta otra denuncia más derivada de un nuevo chat. La señora Carolina figura como presidenta de la Asociación de Institutos de Formación Docente del Paraguay, entidad no reconocida por el Ministerio de Educación, y aparece en unos mensajes telefónicos —de acuerdo con la denuncia del MEC— en los que supuestamente filtró respuestas en el examen de admisión para centros de formación de docentes.

La señora Carolina ha lanzado tiempo atrás su candidatura para intendenta municipal de Lambaré en una fiesta fastuosa para cientos de sus seguidores. Eso tiene su alto costo.

En política, el dinero se obtiene mediante el poder. Y viceversa. Después de todos los avatares que vivió, esta pareja sigue demostrando que tiene “reservas” para catapultar a la señora a un alto cargo electivo para el cual se debe contar con abundantes recursos económicos. Sigue teniendo poder. ¿Cuál es la fuente?, se preguntaría uno.

Esto no es meterse en la vida privada de una pareja. Ambos son figuras públicas. Uno fue diputado hace poco; la otra recibe dinero público y piensa seguir recibiéndolo. Es sobre todo un tema ético, aunque la ética es materia desconocida en la dimensión del poder.

Eligio Ayala, en su libro Migraciones, hablaba de “la idolatría del éxito político”. Probablemente Lambaré la tenga a la señora Carolina como intendenta en 2026. En ciertos sectores idolatran a la gente que no tiene escrúpulo alguno para lograr su objetivo.

Eso sí: la señora debe cuidar sus chats. El teléfono ya les creó demasiados problemas a ella y su pareja. Aunque parece que eso jamás importó a los efectos políticos. Hasta Arévalo podría volver un día.

nerifarina@gmail.com

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