Sabemos que la educación falla en ese sentido. Sobre todo en escuelas y colegios. Los valores se transmiten en la casa. O sea el hogar es la primera escuela.
Antes, en nuestra época, en la secundaria teníamos la asignatura Cívica y Moral. Era muy interesante, nos enseñaba a amar el estudio y el trabajo. Nos enseñaba a respetar a nuestros padres y personas mayores. A no utilizar vocablos groseros y sobre todo a no tocar lo ajeno. El civismo era respetar la Ley y aprender a ser un buen ciudadano.
En Cívica y Moral hablaban de derechos y obligaciones. De cumplir al pie de la letra, los compromisos asumidos. Tanto en la vida privada como en la pública. La palabra empeñada tenía mucho valor y la gente se esforzaba por cumplir. Qué tiempos aquellos.
El libro de Cívica y Moral tenía muchas frases célebres qué motivaban bastante. Y esas citas escribía el profesor arriba en el pizarrón. Recuerdo algunas como: “Respeta a los demás si quieres ser respetado” y “Trata a los demás como te gustaría que te traten a ti”. Hasta hoy día lo tengo presente porque esas máximas te marcan a fuego.
Y a propósito, sería bueno comenzar a apuntar de nuevo esos refranes tan famosos y significativos. Ahora que aparecen en cantidades asombrosas en las redes sociales.
Hay para elegir de todos los gustos.
Décadas atrás, copiamos de libros y revistas. Sobre todo de citas citables de Selecciones del Reader Diges.
También las obras literarias de carácter psicológico y social, dejaron tremendas huellas en la memoria. En los colegios y la Universidad nos tocaba analizar con la recordada profesora Emina Nazer de Natalizia, entrañable maestra del buen hablar y escribir. En este si nos ayudaron los profesores. Una gran cosa aprender la comunicación escrita y verbal. Virtud que habla mucho de las personas y ayudan a tener éxito en las profesiones y en la relación con los demás.
Pienso que hace falta más educación en valores. La moral es parte de la filosofía que te enseña lo bueno y lo malo. Son principios que no cambian. Está bien respetar al prójimo y está mal robar. Debemos practicar los diez mandamientos de la Iglesia que la mayoría ya ha olvidado. Nadie habla de los pecados y pareciera que lo que está mal está bien y viceversa.
Sin embargo, la ética, la moral y las buenas costumbres rigen la vida para una convivencia armoniosa en la sociedad. Y en familia.
Todos estos valores sirven para el rico y para el pobre. Sirven para los intelectuales y para quienes no lo son. Sirven para el político y el ciudadano común. Sirve para el alumno y el profesor. Para el viejo y el joven. Para el obrero y el patrón. Para todos sirven la ética, los principios morales y la buena educación. Igualmente, la búsqueda de la justicia, la libertad, el amor y la solidaridad. Todas estas cualidades nos hacen mejores personas y tenemos que llevar a la práctica. Que no sean simples versos y observemos en la vida cotidiana.
La ausencia de estos valores llevan a la decadencia de la sociedad y en recuperar y transmitir esa buena educación, está la clave de la transformación. Hay que comenzar con uno mismo.
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