Falla en todos los niveles

Informes de auditoría sorprendieron al afirmar que la muerte de un niño recién nacido se produjo tras la falla del sistema de salud en todos los niveles. Se priorizó una foto cortando la cinta, no se trasladó de inmediato al recién nacido y una familia quedó destrozada.

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A la par que se recordaba la visita del papa Francisco en 2015 a un hospital pediátrico y se mencionaba que enseñó a ver a los pacientes y a sus familiares de manera integral, más allá de la enfermedad, se hizo público el informe de auditoría de la Superintendencia de Salud en el que básicamente se menciona que en el Hospital Regional de Villarrica, la Unidad de Terapia Intensiva para niños se inauguró para la foto con el presidente Santiago Peña, sin estar habilitada.

Digamos que la habilitación legal pasa a un segundo plano, si al menos existieran los medios para ayudar de urgencia a un recién nacido, ya sea para darle auxilio en sus primeros minutos de vida o derivarlo hasta donde podrían darle una mejor atención. Ninguno de esos pasos se habría dado con responsabilidad, según la auditoría. Se menciona que hubo falla “en todos los niveles”, y finalmente -tras unos días-, se produjo la muerte del bebé.

En Paraguay las muertes perinatales -que incluyen las complicaciones durante el parto, enfermedades maternas, infecciones y malformaciones congénitas- siguen siendo un desafío. Lo ocurrido en Villarrica no puede ser calificado, sin embargo, como un hecho aislado. La muerte del pequeño Osman debería ser el punto de inflexión para que nunca más el Estado falle “en todos los niveles” hasta que se produzca la muerte de un recién nacido.

¿Es inhumano que un recién nacido no pueda ingresar a la UTI local porque la misma no funciona aún? ¿Es inhumano que pasen horas de angustia los padres aguardando el traslado? ¿Y la falta de ambulancias y de recursos para que las mismas se muevan? La respuesta retumba en el aire por obvia.

Los desafíos y estrategias para reducir las muertes perinatales debería ir más allá de obtener recursos, hospitales y medicamentos, se debería fortalecer la conciencia y la humanización del personal y de las autoridades que priorizan la propaganda política sobre las verdaderas necesidades, esas que pueden dejar sin respirar a los niños paraguayos.

Y no solamente falló el Estado, también fallaremos en todos los niveles como sociedad con Osman, y con todos los niños que se encontraron en situaciones similares, cuando una pérdida así no nos mueva en lo mínimo a exigir la modificación de protocolos, a condenar el trato indignante, a cambiar la manera de mirar esta muerte como una más, siendo que para sus padres será una pérdida que impactará profundamente para toda la vida.

arturo@abc.com.py

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