Cada 26 de abril se celebra el Día del Periodista Paraguayo, fecha en que se recuerda la publicación del primer periódico de la República del Paraguay que se llamaba “El paraguayo independiente”. Un 26 de abril de 2005 también falleció el escritor y periodista Augusto Roa Bastos, ganador del premio Cervantes.
En este contexto, considero más que pertinente reflexionar sobre el rol esencial del ejercicio del periodismo, que busca democratizar la palabra. En términos más simples, más que emisores de mensajes, debemos cumplir un rol de ser una conexión y reflejo de la realidad de nuestros pueblos.
En ese marco de ideas, cobra importancia fundamental la labor de los periodistas del interior del país, quienes tenemos una doble responsabilidad; primero de enfrentar a los discursos hegemónicos, así como también al centralismo de la capital. Considero entonces, que la heterogeneidad de voces contribuirá a una práctica más democrática en este extenso trayecto hacia la propuesta de López Vigil, de devolver la palabra.
Es al final el pueblo quien vive y sufre día a día las decisiones de nuestros gobernantes. Ese es el diálogo que debemos priorizar dentro del ejercicio responsable de esta bella profesión.
El desafío no es solo hacer sonar voces diversas, sino lograr que sean escuchadas. Es hacer retornar el espacio y el derecho de ser tenidos en cuenta, desde los puntos más recónditos del Paraguay y no solo de las grandes urbes. A partir de ahí, devolver la confianza de que una realidad diferente es posible.
La batalla más difícil, sin dudas, es la que tenemos contra el silencio impuesto a través de años de opresión de las minorías.
Penosamente, hemos asimilado que nuestras voces sólo son escuchables en el ámbito local, creando una disociación con las necesidades expuestas en el diálogo nacional. Es entonces este objetivo de devolver la palabra, uno de los más complejos pero satisfactorios ejercicios que realizamos a diario, con una doble responsabilidad desde el interior del interior de nuestro país. En el contexto de creciente globalización, solo la democratización de la palabra contribuirá a la construcción de una realidad más justa y equitativa.
Devolver la palabra entonces, aparte de ser un objetivo esencial en el periodismo, es crear espacios de participación ciudadana y de incidencia en las políticas públicas que guían el destino de nuestro país.