Cargando...
El crecimiento de la inseguridad y la violencia en nuestras sociedades modernas es una realidad que se refleja de manera exponencial en lugares donde están asentadas las influencias del crimen organizado, el tráfico de estupefacientes y las adicciones. En varios distritos de Itapúa se ha normalizado tener un arma de fuego, un elemento contundente o cortopunzante a la mano, en cualquier evento social, deportivo o en el propio domicilio.
La exaltación por el alto consumo de contenido violento hace que las reacciones se tornen más agresivas a tal punto que ante cualquier discusión en cualquier momento pueda terminar en un fatídico episodio. En los últimos meses se registraron hechos en los que incluso por una deuda de G. 5.000 en una ronda de truco, un hombre fue asesinado de un botellazo en la cabeza. O en casos más extremos, en una cancha de vóley de Alto Verá terminó en balacera el encuentro con tres muertos y dos heridos de bala.
El factor común entre estos hechos también dibuja un mapa donde se ve el crecimiento de la inseguridad, el tráfico y consumo de estupefacientes. Aparte de quienes se manejan en el mundo delincuencial, el ciudadano común se ve obligado a tener con qué defenderse o ser una víctima de estos primeros. También condice con datos de mayores niveles de pobreza en el departamento, lo que da a entender que, puede ser un factor que esté contribuyendo al estancamiento de estos pueblos que viven y sufren la inseguridad.
Episodios como el ocurrido en Carmen del Paraná esta semana, en que un extranjero ahuyentó a presuntos criminales de su residencia a tiros, perpetúan el imaginario colectivo de la necesidad de defenderse por sí solos ante la delincuencia. Pero no abre el debate del rol de las instituciones de seguridad pública y qué factores son los que generan que el crimen sea la opción más asequible y sencilla para nuestras juventudes.
Mientras no tomemos en serio este debate y las autoridades no pasen a la acción, se perpetuará este modelo en el tiempo.
El pueblo vulnerable continuará siendo parte estas historias parecidas a una película ambientada en el Lejano Oeste, donde la expansión del crimen organizado y la violencia seguirán siendo protagonistas.