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San Pablo, un distrito humilde de 3.500 habitantes, se encuentra a orillas del río Jejuí. La tranquilidad de sus habitantes ha sido sacudida por un crimen sin precedentes: el asesinato y desmembramiento de María Enciso, de 33 años, cuyo cuerpo fue arrojado al río.
La historia comenzó la noche del viernes 7 de marzo, cuando María Enciso salió de su casa tras recibir una llamada telefónica, dejando a sus cuatro hijos menores en su hogar. Sin embargo, nunca regresó. Al día siguiente, su familia denunció su desaparición ante la Comisaría, pero la investigación inicial no arrojó resultados inmediatos.
El domingo por la tarde, la tragedia tomó un giro aún más macabro: pescadores y familiares encontraron parte del cuerpo de la mujer en el río Jejuí. La Fiscalía y la Policía iniciaron a una búsqueda más exhaustiva, revelando el verdadero horror: la víctima había sido decapitada y desmembrada con extrema violencia. La autopsia confirmó que fue golpeada brutalmente en la cabeza antes de ser decapitada, y que sus órganos fueron extraídos antes de ser arrojada al río, un acto de crueldad inimaginable.
El crimen desató la indignación de la población. La Municipalidad declaró asueto y se dio una autoconvocatoria a una movilización en el puente sobre el río Jejuí, donde cientos de personas se manifestaron exigiendo justicia y expresando su solidaridad con la familia de la víctima.
La fiscala Maricel Orihuela y la Policía Nacional trabajan intensamente para esclarecer el caso. Hasta el momento, han sido detenidos dos sospechosos. El primero, Diosnel Escobar, pareja de la víctima, fue imputado por feminicidio. La relación entre ambos estaba en crisis, y él había afirmado no tener celular; sin embargo, en el allanamiento de su vivienda se incautaron tres dispositivos, uno de los cuales podría haber pertenecido a la víctima. La fiscalía someterá estos teléfonos a pericia para obtener más pruebas.
El segundo detenido, Lucio Vera Salinas, fue la última persona en comunicarse con la víctima la noche del crimen. Aunque admitió haberla llamado y haber estado con ella hasta las 21:00 horas, niega cualquier participación en el asesinato. Su vivienda también fue allanada en busca de más evidencias.
La crueldad del crimen sigue desconcertando a los investigadores. La comunidad de San Pablo se mantiene en vilo, esperando que la investigación determine quién o quiénes son los responsables de este acto atroz y que se haga justicia. Las pericias técnicas serán claves para esclarecer el caso y garantizar que el crimen no quede impune.