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No porque haya dicho algo que no sea sabido, puesto que los hechos que describió y abordó son públicos y notorios, sino porque demolió de un plumazo el muro de silencio, de censura, de represión que se había construido en torno a esos hechos para impedir que se discutan.
La Unión Europea, recordó Vance, abandonó los valores que compartía con EE.UU., los de la libertad de expresión y la participación popular, los de la prensa libre y la democracia hasta el punto en que ahora es difícil diferenciarla de la antigua Unión Soviética con sus excusas para la censura (“desinformación”) y el partido único.
Las caras estupefactas de los burócratas europeos eran, en sí mismas, un poema. No podían creer que alguien, en su propia casa, dijera en público lo que es obvio.
Vengo denunciando cosas idénticas a las que espetó Vance a esos fascistas porque cualquier persona decente sabe que cuando hay censura y cuando hay proscripciones como en la Unión Europea, se está en dictadura.
Pero en el periodismo paraguayo hay cipayos que hasta este mismo momento han estado trabajando por justificar a sus amos europeos con el auxilio de las agencias de propaganda de los gobiernos de España (EFE), Francia (AFP), Alemania (DPA), a las que se les paga para mentir, por lo que lo evidente fue ocultado, disimulado, minimizado, disculpado, como hacen siempre los serviles con respecto a los crímenes de sus dueños.
Los cipayos de la dictadura europea están profundamente infiltrados en todo el Estado paraguayo mediante nefastos “convenios” y “acuerdos” como el tristemente célebre de “transformación educativa. Trabajan para un proyecto totalitario, como dejó en claro el vicepresidente norteamericano.
Es tan inmoral ser cipayo de la dictadura europea como puede serlo ser cipayo de la venezolana o la cubana. Esa vergüenza no se las quita nadie.
Ahora, sin embargo, que ha sido trazada una frontera clara entre Estados Unidos y la dictadura europea, nuestro Gobierno, lleno también de operadores de la misma, cipayos, deberá empezar a definirse, porque estar alineados a una dictadura expansiva como la europea, como hemos estado hasta ahora, debe analizarse con otra perspectiva: No que no haya que mantener relaciones, sino que las relaciones deben revisarse a la luz del propósito totalitario europeo.
Vance advirtió claramente a la dictadura europea: Si no rectifican el rumbo, Estados Unidos no tiene mucho que hacer con Europa. Se los dijo con todas las letras. Espero que nuestra cancillería, muchos de cuyos integrantes se hacen pipí por la invitación a Bruselas, logre entender lo que está pasando.