Cargando...
Mi pedido me pareció urgente después de las declaraciones de sus respectivos gobiernos acerca de lo que sucede en Venezuela, a cuyo gobierno condenaron por desconocer la voluntad popular y por restringir la libertad de expresión.
Me parece urgente todavía hoy porque pienso que no se puede ser tan cínico como los citados gobiernos globalistas europeos, criticando en Venezuela lo que hacen en toda Europa, calificando a Nicolás Maduro de dictador, sin que haya diferencias entre lo que hace Maduro y lo que hacen ellos.
Si un gobierno desconoce la voluntad popular y suprime la libertad de expresión, ese gobierno es una dictadura, porque el diccionario define como dictadura a todo gobierno que concentra el poder. Que los medios para alcanzarla sean pacíficos, incluso democráticos, como por ejemplo lo hizo Adolfo Hitler, no modifica la dictadura.
Europa suprimió la libertad de expresión con su “Ley de Servicios Digitales” (artículos 32, 33, 34 y concordantes) y desconoce la voluntad popular allí donde es inconveniente para el poder, como ocurrió en Rumania tras las elecciones del 6 de diciembre.
El referente del Poder Ejecutivo europeo, Thierry Bretton, aclaró que no sólo desconocieron la voluntad popular en Rumania, sino que lo harán también en Alemania si el 23 de febrero se les ocurre a los alemanes votar por “Alternativa por Alemania”.
Como toda dictadura, la dictadura europea cuenta con el servicio de numerosos “periodistas”: “Pravda” era el medio periodístico del Partido Comunista de la Unión Soviética y “Volkischer Beobachter” del Partido Nacional Socialista Alemán; “Granma” del Partido Comunista de Cuba.
Esa clase de “periodistas”, que sirven ahora a la dictadura europea trabajan para encubrirla siempre. Un ejemplo actual es el diario globalista “La Nación” de Buenos Aires que justificó el viernes el desconocimiento de la voluntad popular en Rumania con el argumento de que los rumanos cometieron el “crimen” de leer Tik Tok escrito por rusos, según la narrativa autoritaria.
“Periodistas” corruptos, moralmente corruptos, intentando engañar al público, como los que trabajan en las agencias gubernamentales de propaganda EFE, de España; AFP, de Francia y DPA de Alemania. Cobran por mentir.
Pero la careta está cayendo. Javier Milei, presidente argentino, denunció a la dictadura globalista en Davos en pasado jueves. “Esta misma organización y también los organismos supranacionales más influyentes han sido ideólogos de esta barbarie. Los organismos multilaterales de crédito han sido un brazo extorsivo y muchos estados nacionales, y en particular la Unión Europea, han sido y son un brazo armado. O acaso en Reino Unido hoy mismo no están encarcelando a ciudadanos por revelar crímenes aberrantes, realmente espantosos, cometidos por migrantes musulmanes que el gobierno quiere ocultar. O acaso los burócratas de Bruselas no suspendieron las elecciones de Rumanía simplemente porque no les gustó qué partido había ganado”.