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El clamor de mayor seguridad por parte de comerciantes y empresarios se ha repetido durante años, sin que se encuentre una respuesta efectiva a este grave problema. Algunos comerciantes afirmaron que la inseguridad está matando al comercio esteño, un sector de gran relevancia para el país, que genera miles de puestos de trabajo y contribuye significativamente a los recursos públicos mediante el pago de tributos.
La ola de inseguridad afecta gravemente al comercio local, creando un clima de desconfianza, disminuyendo las ventas y además generando millonarias pérdidas económicas a los afectados por los frecuentes robos que son cada vez más millonarios y violentos.
Para abordar este problema, es fundamental implementar soluciones efectivas, y es evidente que el combate frontal ya no es suficiente; se debe pensar más en la prevención de la inseguridad y en el combate a la criminalidad trabajando con las generaciones más jóvenes.
Mientras tanto, el fortalecimiento de la presencia policial en zonas estratégicas puede disuadir actividades delictivas y brindar una mayor sensación de seguridad a comerciantes y clientes. La colaboración entre la policía y los comerciantes es clave.
A estas alturas, la tecnología debe ser la principal aliada; es necesario instalar cámaras de seguridad en puntos estratégicos o, al menos, poner en funcionamiento las que ya están.
Urge trabajar en el desarrollo de políticas públicas que aborden las causas subyacentes de la delincuencia, como la falta de oportunidades laborales para los jóvenes. Sin ánimo de justificar, es importante reconocer que las nuevas generaciones enfrentan menos oportunidades y, a menudo, terminan refugiándose en grupos criminales.
Si bien la inseguridad no es propia de este departamento y toda la ciudadanía merece un ambiente seguro, para trabajar y vivir, Alto Paraná, siendo el segundo departamento más poblado del país, con millonario aporte al fisco, definitivamente se merece una atención especial.