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Miles de niños y jóvenes, al inicio del año lectivo, acompañado de sus padres e incluso docentes, paralizaban las actividades educativas para movilizarse y exigir reposición de rubros en San Pedro. Y, con cuentagotas, se dan soluciones, con algunas tibias respuestas y grandes promesas.
Lamentablemente, terminó el primer semestre con la problemática y, a esta altura, que estamos en el tobogán del año lectivo, se siguen paralizando las clases para exigir el derecho a la educación y contar con rubros.
El verdadero caos se da con la jubilación de docentes. Otros ganaron concursos para otros cargos y allí comenzó la repartija de rubros a operadores políticos o afines. Rubros de aulas de docentes se otorgan a los “amigos” de turno para que cumplan funciones administrativas, lo que demuestra total insensibilidad de las autoridades educativas, por supuesto, con fuerte presión de los políticos de turno.
Estos acomodan a sus leales a “cumplir” funciones administrativas, a costa de dejar sin docente a varias instituciones, sobre todo en las zonas rurales, obligando incluso a implementar plurigrado como la “gran solución”.
En el departamento de San Pedro, en zonas rurales, la propia comunidad construía aulas y sanitarios para que sus hijos puedan estudiar. Los docentes iniciaban las clases con apoyo comunitario, y en medio de reclamos y protestas, se van regularizando las situaciones. Los rubros también se otorgan con base en gestiones y reclamos, por lo que cada comunidad defiende con toda la fuerza los rubros de las instituciones. Y reclaman con vehemencia que no se direccionen a otros lugares ni para otros cargos.
Las comunidades educativas agotan las instancias pacíficas, con notas y visitas a las autoridades, pero, ante la falta de respuestas, como última opción, recurren a movilizaciones. En las zonas rurales faltan aulas, muebles, acceso a internet, entre otros, pero la situación seguirá igual, mientras los hijos de los políticos y autoridades van a colegios privados, y nada les importa la educación pública. Irónicamente, cada político es “representante de su pueblo”.
Mientras los hijos de los políticos acceden a cargos con jugosos sueldos sin mérito alguno, las comunidades educativas reclaman rubros para docentes que verdaderamente trabajan y hacen patria y hay que escucharlas.