Salud cero en Cordillera

En las últimas semanas pudimos corroborar en ciudades del departamento de Cordillera la precaria atención en salud pública. En el Hospital Regional de Caacupé, por ejemplo, la gente se queja de la insuficiencia de medicinas para la hipertensión. Y no solo eso, también se reclama la falta de salbutamol pediátrico, nitinidol, dolstop y Kitadol.

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En esta situación, la gente humilde es la más afectada porque la mayoría depende netamente de lo que proveen los hospitales para tratar sus dolencias.

Si bien hay días en que llegan los medicamentos, pero, así como llegan, se terminan al instante. Incluso esta semana, después de tantas insistencias desde la Tercera Región Sanitaria, se hizo un pedido de emergencia al Ministerio de Salud para paliar este problema que causó indignación de numerosas familias.

Aunque se repongan los remedios, el abastecimiento no es permanente. Y no tiene que faltar ni un día, porque alguien puede morir si no ingiere sus medicamentos.

¿Qué está pasando con el plan de salud del Gobierno?

El presidente Santiago Peña, en su última visita al departamento de Cordillera, durante una jornada de Gobierno, se había comprometido con los intendentes a mejorar y cumplir con las necesidades de cada ciudad. El mismo Peña aseguró que todo iba a cambiar para bien, hasta resaltó que la zona tiene todo el potencial para convertirse en un polo de desarrollo, pero estamos muy lejos de estar mejor.

Otro de los casos que llaman la atención es la situación del Hospital Distrital de Tobatí, donde no se cuenta con una sala de cirugía desde el 2021, por lo que cuando hay personas que necesitan de una atención más compleja se trasladan a Caacupé o a Asunción. En esta ciudad, se recurre a actividades benéficas para tratar de cubrir el gasto que requiere la habilitación de un quirófano. En Atyrá se vive algo similar, pero con la falta de personal médico.

Lo absurdo es que este local sanitario sí cuenta con una buena infraestructura y varias salas de internación. Sin embargo, solo se tiene un clínico y dos pediatras, que no dan abasto.

Las autoridades tienen la obligación de constituirse en cada región para interiorizarse de las carencias y trabajar y ofrecer una mejor salud pública.

La falta de médicos, de especialistas e infraestructura hospitalarias son inconvenientes que soportan los cordilleranos todos los días. Y el calvario de los pacientes se acentúa cada vez que faltan medicamentos. Esto es una vergüenza y ya no debería pasar en nuestro país porque todos queremos estar mejor y no solo un grupo de privilegiados.

faustina.aguero@abc.com.py

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