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¿Con cuántos espacios públicos como esos contamos? Deben ser definitivamente muchos menos de los que requieren los ciudadanos, de lo contrario no se explica la cantidad de personas que caminan en medio de las calles, por las veredas destruidas de las transitadas avenidas, por las vías que deberían ser exclusivas para biciclos, y otros espacios que por lo general no están destinados a los peatones, pero que no tienen prioridad en ningún lado.
El Paraguay no puede perder otro espacio a causa de la inseguridad reinante, ese hecho lo único que podría demostrar es que la batalla definitivamente la están ganando ellos, los criminales. Podríamos citar aquí a una justicia avasallada por tecnicismos que permiten a los bandidos gozar de más libertad que el paraguayo de a pie, pero tampoco podemos olvidar que en los tiempos actuales existen muchas maneras de dar seguridad que no solamente implican sueldos para más agentes del orden o guardias.
No se puede explicar que en pleno 2024 las principales calles, avenidas y los espacios públicos no cuenten con la última tecnología en cámaras y agentes capacitados para dar seguimiento a las mismas. Nos entristece ver cómo esa tecnología es utilizada con efectividad en los países de la región para atrapar a los malvivientes, mientras nosotros tenemos por algunas pocas avenidas, como la Costanera, unos botones de pánico fuera de funcionamiento.
La inseguridad, en todo el sentido de la palabra, no solamente nos paraliza con un shock cuando la sufrimos en carne propia, nos impide el desarrollo de la vida sana, evita que los turistas pongan a Paraguay en su hoja de ruta, limita los negocios y la llegada de la inversión, evita que los deportistas y los futuros deportistas puedan desarrollar sus carreras. ¿Qué estamos dejando a las futuras generaciones? Hasta ahora miedo, inseguridad e inoperancia.