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Ese país de ellos, que lastimosamente es tradición, existe a costa de este nuestro país, Paraguay, el de las carencias y las urgencias cotidianas, el de las polladas para construir un aula y pagar el rubro de la maestra; el de las hamburgueseadas para que Andrea y José puedan seguir las sesiones de hemodiálisis; el de los pacientes con cáncer que lloran de la desesperación, se encadenan e incluso en silla de ruedas van a protestar por lograr acceso a medicamentos incomprables, de más de G. 50 millones; todo por la chance de vivir un día más, amar, ver el sol, sentir la brisa en el rostro, un día más.
En este nuestro país, Paraguay, el de la gente que no tiene partido político ni “kapé”, que trabaja no ocho, sino doce horas diarias por una mediana calidad de vida, los chicos deambulan meses, sino años, en busca de un primer empleo. Mientras, Magida, hija del diputado cartista Yamil Esgaib, decidió estudiar en una universidad de Gran Bretaña y para sus “gastos”, le dieron un salario de G. 22 millones, por trabajar solo 4 horitas, en la Embajada de Paraguay en Londres.
Tener una camioneta de súper lujo para enfrentar los baches de Asunción tampoco podríamos; pero lo hizo el secretario de Basilio “Bachi” Núñez, el cartista presidente del Congreso, que le pidió a Senabico la camioneta que era del presunto traficante de armas, Diego Dirisio.
Es que en el país de ellos, la impunidad es un símbolo patrio y otro gran ejemplo es el intendente de Asunción, Óscar “Nenecho” Rodríguez, colorado cartista. Su administración desvió G. 500 mil millones en bonos, pero ni concejales ni el Poder Ejecutivo pidieron una intervención. Comprensivos, los ediles le aprobaron otro préstamo.
Qué generoso es el país de ellos, posible para todos los que tengan la bendición del “padrino”, Horacio Cartes. Eso sí, caso usted haya tenido estómago suficiente como para formar parte de este selecto grupo, no vaya a cometer el error de Javier “Chaqueñito” Vera, de denunciar una sextorsión si su pareja era del mismo género. Porque allí se perdona todo, desde corrupción, nepotismo y desvíos multimillonarios de dinero, hasta menoscabos y discriminación a mujeres y pueblos indígenas. Pero la moral y las buenas costumbres se respetan, eh?