Chips del Hemisferio Occidental

Estados Unidos nos deja fuera de un inmejorable foro de inversión y desarrollo conocido como Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP). Con justa razón. Nos enredamos con el chiquitaje. Mientras, las batallas que libran hoy las potencias del mundo están relacionadas a la producción de los semiconductores.

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El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, anunciaba por estos días que su país puso en marcha la iniciativa que reúne a varios países de América Latina con los que impulsarán el desarrollo de dos sectores clave y con futuro: el tecnológico, con la fabricación de semiconductores (chips) y el de energías renovables.

Estados Unidos busca a través de este foro frenar el avance de la República Popular de China en la región. Ambos se enzarzan en una “guerra fría” tecnológica y en medio de esta disputa algunos países aliados obtendrán beneficios. Un par de ellos son nuestros vecinos sudamericanos.

“Me complace anunciar (...) la iniciativa de semiconductores del Hemisferio Occidental” que impulsará “la capacidad de los países para ensamblar, probar y empaquetar semiconductores”, decía Blinken ante los cancilleres de los países incluidos en este foro creado en 2022 por el presidente estadounidense, Joe Biden, con la mirada puesta en la influencia china en el continente americano.

Además, el plan estadounidense es diversificar y fortalecer las cadenas de suministro, esenciales para el desarrollo regional, mientras cuida sus intereses. Pero el “Made in Paraguay” no aparece en el radar.

Con la APEP, inicialmente Estados Unidos coordinará la llegada de millonario capital con cuantiosa generación de empleos en países como México, Panamá y Costa Rica con la finalidad de fabricar estos chips utilizados en casi todos los aparatos electrónicos de uso cotidiano civil y hasta militar. También están Uruguay, Chile, Perú, Colombia, Ecuador, Canadá y Barbados.

Hubo un pedido del Gobierno del presidente Santiago Peña para que nuestro país sea incluido. De momento, no se dio a conocer la respuesta. Pero a quién queremos engañar: no hicimos los deberes. No estamos dando el golpe de timón en educación.

Bien lo reconocía el ministro de Educación, Luis Fernando Ramírez, en ABC Cardinal: “No estamos atinando (...)”, cuando le consulté sobre la desconexión entre la mano de obra que lanza la educación pública y lo que exige el mercado industrial de este siglo. Aunque luego matizó su respuesta con la existencia de “un proyecto de educación dual con gremios e industriales para pasantías laborales (...) y dar el salto en las escuelas técnicas”.

Otro proyecto ya encaminado con APEP es el desarrollo de las energías limpias que tiene como objetivo la descarbonización de las economías con plantas de hidrógeno verde.

La realidad interpela cuando hacen a un lado al país desde foros como los de APEP, porque da cuenta de que perdimos la oportunidad de encaminar la educación hacia el futuro. ¿De qué nivel de competitividad hablamos? Mientras otros estudiantes del mundo tienen de trabajo práctico la robótica, nuestro capital humano navega en la obsolescencia de fabricar muñequitos de cartón de papel higiénico.

Taiwán, que bien sabe de ser un gigante tecnológico, nos ha tendido la mano con la instalación de una universidad tecnológica, pero aún es insuficiente. Nos urge sumar alianzas con India o Rusia, potencias en matemática y desarrollo de ingeniería aeroespacial, o con Japón para el intercambio en ciencias y tecnología, así como priorizar proyectos serios de desarrollo del conocimiento como política de Estado antes que retrógrados experimentos sociales como “Doce ciencias”, o bien seguiremos como furgón de cola.

viviana@abc.com.py

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