La Convención Liberal

Se esperaba que la Convención Liberal del pasado domingo tuviese el resultado que tuvo. Lo que nadie esperaba fue la reacción del presidente de la República, Santiago Peña. Le enfadó que la asamblea, en uso de sus derechos, expulsase del Partido a cuatro afiliados que se venían destacando en negar que el liberalismo está en la oposición.

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Peña trató de “miserable” a la Convención y agregó estas reveladores palabras: Se les expulsó “solo por el simple hecho de apoyar iniciativas del gobierno”. Ahora se confirma que la salida violenta de Kattya González del Senado fue decisión del cartismo. Fue este caso concreto el origen de la asamblea liberal.

Para recalcar la “unidad granítica” del gobierno con los expulsados, se valieron de Dionisio Amarilla para que fuese la cara visible del montaje. ¿Por qué tenían que disimular lo que ahora sabemos, oficialmente, que fue iniciativa del gobierno? En realidad, se sabía. Por eso el directorio liberal apartó de sus filas a los colaboradores del cartismo. Esta resolución fue ratificada unos días después por la Convención.

Acerca de la mayoría cartista, Peña aclaró: “Salimos a construir esa mayoría y nosotros hemos sumado a diputados y senadores de otros partidos políticos”. ¿Cuáles partidos? Solo con los cuatro liberales cartistas y los de Cruzada Nacional.

Peña dijo más en la inauguración del puente “Héroes del Chaco”: “Yo no comparto esa posición de que la oposición tiene que oponerse. La oposición puede ser un contrapeso, puede traer ideas, puede proponer también ideas y nosotros por supuesto que vamos a evaluarlas y si son beneficiosas para el país, por supuesto que la vamos a acompañar”. Suena bien, pero la realidad es otra. Cuando el Ejecutivo nombró como su representante a Alicia Pucheta en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, hubo protestas de la oposición por el atropello descarado a la Constitución. La señora Pucheta pronto accedió a la presidencia del Jurado de Enjuiciamiento y ya tiene sus frutos: A la fiscal Stella Mary Cano le dieron un leve castigo, casi un premio, por haber tramado el sainete judicial que buscaba apartar a Ferreiro de la Intendencia Municipal.

¿Y las airadas protestas de la oposición por el dinero de los contribuyentes para beneficiar a los familiares del vicepresidente de la República, diputados y senadores? ¿En qué terminó el nepotismo? En una premiación al principal responsable. Fue reelecto Raúl Latorre, naturalmente cartista, como titular de Diputados. Tendremos, por lo menos un año más, de criminal despilfarro del dinero público. Bastan estos dos casos –de los muchos que pueden mencionarse- para demostrar la hipocresía de Santiago Peña.

El gobierno se jacta de “haber salido” a “construir mayoría”. Sí ¿para qué? ¿Para copar todos los espacios públicos y utilizarlos como botín de guerra? ¿Qué gana el país con esta mayoría? Con un poco de patriotismo se la puede utilizar para construir un Paraguay respetado y respetable. Se habla bien de nosotros en lo económico pero al mismo tiempo se resalta el visible contraste: la injusticia social que condena a los pobres –cada vez más numerosos- a una vida menesterosa. En estos días se publicó el dramático caso de una niña que no asistirá a la escuela porque no tiene para el pasaje. La Argentina, nuestro paño de lágrimas de siempre, ya no quiere atender gratis a nuestros enfermos. El BID nos ubica entre los últimos países con problemas de aprendizaje.

Las dificultades son muchas y Peña las empeora. Como presidente de la República no tenía que haber insultado a una Convención política que estaba en el ejercicio de su derecho. No se entiende el enojo de Peña en momentos en que los expulsados de su Partido seguirán siendo cartistas. El gobierno contará con los cuatro votos para el asunto que fuere.

El cartismo presenta a los tránsfugas del liberalismo y de Cruzada Nacional como héroes de la “oposición democrática”.

alcibiades@abc.com.py

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