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La FAO viene trabajando desde hace décadas en Paraguay y, así como en otros países de la región, ha identificado problemas vinculados a la pobreza y el acceso a los alimentos que afectan a una buena parte de la población. Estará demás decir que esta situación se da por un problema estructural, que solo podrá ser superada fortaleciendo las políticas públicas y los mecanismos e instituciones de gobernanza de los sistemas agroalimentarios.
Precisamente esa es la línea en la que trabaja la Organización desde su presencia en el país y, particularmente, ha puesto foco estratégico en una cooperación que está permitiendo no solo fortalecer las políticas, sino también ver resultados positivos de acciones concretas principalmente a favor de las familias rurales.
El marco de cooperación de la FAO con Paraguay tiene como focos la reducción de la pobreza rural, el fortalecimiento de la agricultura familiar y la adaptación al cambio climático de la agricultura familiar campesina, aspectos en los que asistimos técnicamente como mandato. Con las autoridades del Gobierno que asumieron este año hemos repasado las áreas de acción para alinearlas de acuerdo con las prioridades gubernamentales. El objetivo general sigue siendo el mismo: lograr disminuir la pobreza fortaleciendo los sistemas agroalimentarios.
Es en este punto en el que me quiero detener en esta ocasión, como balance de fin de año. El estudio denominado “Inversión pública productiva en la agricultura para la recuperación económica con bienestar rural”, nos describió que Paraguay ha logrado avances importantes en materia de crecimiento económico en los últimos años. Creemos que, fortaleciendo más las políticas públicas, promoviendo la innovación en la agricultura en contexto con el cuidado del medio ambiente, se podrá lograr ese objetivo.
Hay que recordar que, en Paraguay, la agricultura representa una proporción importante del valor agregado, del empleo y de las exportaciones. En este sentido, en el contexto del país, es imprescindible explorar opciones de fortalecimiento de la agricultura como uno de los elementos para sostener la económica con bienestar. Para seguir ese camino, se puede determinar a dónde deberían dirigirse las inversiones públicas y privadas para asegurar los mayores retornos económicos y sociales.
Haciendo un recuento del aporte de la FAO en Paraguay en el 2023, podemos mencionar que, además de los avances en los proyectos emblemáticos para la agricultura y el medio ambiente, la cooperación ha respaldado la presencia del país en el Foro de Inversiones de la Iniciativa Mano de la Mano, en el que el Gobierno, en una fuerte alianza público-privada, pudo presentar ante la comunidad internacional planes de inversión en busca de financiamiento para programas que beneficien a las zonas rurales.
El año se cerró con una reunión bilateral entre el Director General de la FAO, Sr. QU Dongyu, y el Presidente de Paraguay, Santiago Peña, en la que la Organización y el Gobierno ratificaron el compromiso de seguir trabajando en el marco de la cooperación país para reducir la pobreza rural, fortalecer los sistemas alimentarios y la agricultura familiar campesina.
Como Organización seguiremos cooperando con el país para fortalecer la lucha contra la pobreza, garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, fortalecer la agricultura familiar para la provisión de alimentos inocuos, nutritivos y en cantidades adecuadas, lograr la igualdad entre mujeres y hombres, el desarrollo forestal sostenible y servicios ambientales, y la generación de resiliencia a los efectos del cambio climático.
El 2024 nos espera con nuevos y grandes desafíos. Desde la FAO, ratificamos el compromiso de seguir trabajando para lograr una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor ambiente y una vida mejor.
*Representante de la FAO en Paraguay