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La economía del departamento se basa en gran medida en la producción agrícola. Grandes extensiones de granos hasta pequeñas huertas son el sustento a las familias rurales.
Las familias agricultoras han perdido cultivos de tomate, locote, banana, mandioca y otros productos de primera necesidad. La situación ha dejado prácticamente con la mano sobre la cabeza a quienes cultivan y solicitaron asistencia del Gobierno, pero a las autoridades les importa poco o nada lo que pasa a esa gente.
Estos agricultores tienen créditos millonarios que saldar en entidades crediticias, otros usaron el poco capital que tenían para apostar por una buena cosecha y mejorar su condición de vida, pero actualmente están desesperados y desamparados.
Para apaciguar la desesperación de los agricultores, técnicos de la Dirección de Extensión Agraria (DEAG), fueron a hacer los relevamientos de datos de los afectados y enviaron los informes al MAG, pero las carpetas aparentemente fueron encajonados, si es que ya no fueron tirados.
Los intendentes de los distritos afectados, el gobernador de Caaguazú, deben ser los defensores y mediadores de los productores con el MAG y de la SEN y estos tienen que entender que el motor económico del interior del país es gran medida lo que se produzca en el campo y deben garantizar la buena producción de las familias rurales.
Ante esta situación volvemos a insistir en lo mismo, los productores deben organizarse y presionar con fuerza la atención de sus gobernantes y de las autoridades como el MAG, que deben dejar de jugar con la necesidad de la gente y tomar en serio los problemas que atentan los intereses de la familias del interior y del campo.