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No entiendo el concepto de “celeridad” del que habla Arnaldo. Parece que pretende hacer creer que la derogación de La 6659 se está llevando adelante a tambor batiente, cuando la realidad es que el proceso de intentar su derogación lleva más de un año (trescientos sesenta y cinco días larguísimos), tiempo durante el cual se convirtió en uno de los proyectos más estudiados, escrutados y discutidos de la historia legislativa de nuestro país.
No sé de qué celeridad habla Arnaldo, salvo que busque todavía más dilaciones para impedir la derogación de la norma.
No le conozco a Arnaldo, ni a ninguno de los que se oponen a la derogación de la 6659, que haya solicitado más detenimiento, ni más estudios, ni más tiempo cuando la norma se aprobó, eso sí, a tambor batiente, de contrabando, casi en secreto, eludiendo todo debate público. Pues si no la hubieran impuesto así bajo la mesa, no hubiera sido aprobada considerando lo que contiene.
Aprovecharon la criminal cuarentena del covid para imponerla a espaldas del pueblo, de la mano de senadores, diputados y ministros totalmente indiferentes a la independencia nacional, totalmente entregados al coloniaje europeo.
No le escuché a Arnaldo decir nada en aquel momento. Ni a ninguno de los defensores de este proyecto colonizador. No querían tanta prudencia para entregar la soberanía nacional a la Unión Europea, más bien estaban muy interesados en entregarla.
Porque ese es el otro punto de la declaración de Arnaldo mencionada al principio: La ley 6659 entrega la gobernanza de nuestro sistema educativo a la Unión Europea, a través de organizaciones de fachada de la misma como la Organización de Estados Iberoamericanos, que es una mera gestoría de las empresas autodenominadas “organizaciones no gubernamentales” (ONG), algunas de las cuales, además, son beneficiarias directas de dinero.
Cualquiera que lea los Anexos 1 y 2 de la Ley 6659 puede enterarse fácilmente de cómo los legisladores y ministros que hicieron esta ley trabajaron para restablecer el poder colonial sobre nuestro sistema educativo, tan groseramente que la ley incluye expresamente cláusulas de vigilancia con las que la Unión Europea se asegura que se cumplan sus órdenes.
Los miembros del Congreso deberían ser vigilantes de la independencia nacional y no agentes del colonialismo europeo. Espero que Arnaldo reflexione sobre el papel lamentable que está desempeñando al servicio del mayor poder colonial de la Historia.