Recuerdos de la Democracia Cristiana en Paraguay

Vivir del pasado y en el pasado resulta tensiógeno e inútil, porque el pasado no existe; sin embargo, conocer los hechos y circunstancias que en el pasado generaron las instituciones y asociaciones que sobreviven en el tiempo hasta nuestros días puede favorecer la comprensión de su situación en la actualidad.

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El 15 de mayo el Partido Demócrata Cristiano (PDC) cumplió 63 años de su fundación en plena dictadura, un domingo gris y frío, en un salón de la Escuela Técnica del Salesianito, Asunción. Alrededor de 150 hombres se reunieron desde la mañana del sábado, convocados por una Junta Promotora del Movimiento Social Demócrata Cristiano (MSDC), para analizar y debatir cuatro documentos básicos: el Acta Fundacional, la Declaración de Principios, el Programa de Gobierno y el Estatuto de la organización. La convención fundadora fue presidida por el abogado Manfredo Ramírez Russo; participaron algunos dirigentes y miembros de las ramas de Hombres y de Jóvenes de la Acción Católica, de la Juventud Católica Universitaria, de la Juventud Obrera Católica, y destacados profesionales universitarios: médicos, abogados, contadores, ingenieros, arquitectos, economistas, docentes del sector público y privado, militares retirados y empresarios. No participó ninguna mujer en el Acto Fundacional, por razones de seguridad personal.

Aprobados, luego de arduo debate, la Declaración de Principios, el Programa de gobierno y los Estatutos, el domingo 15, cercano al mediodía, con la aprobación unánime del Acta de Fundación quedó oficialmente creado el MSDC, en un ambiente cargado de emoción y solemnidad; las lágrimas corrían en muchos rostros de los fundadores; esa extrema tensión se rompió cuando el convencional Ángel Auad Cattebeke, lanzó las primeras hurras en la Democracia Cristiana, seguida de fuertes abrazos entre los presente. La Convención culminó con la elección de los miembros de la Primera Junta Nacional presidida por el Jorge H. Escobar, quien fue reelecto en las cuatro siguientes convenciones anuales, mediante votación secreta; el año 1965 fue elegido presidente Jerónimo Irala Burgos, ya con mandato de dos años, seguido de Alfredo Ayala Haedo, quien ganó en la Convención por un voto de diferencia.

La persecución policial despiadada se instaló y se hizo sentir a poco tiempo de la fundación del MSDC; Jorge H. Escobar, cuñado del jerarca Luis María Argaña, fue confinado en Pilar; Gerónimo Irala Burgos y Luis Alfonso Resck sufrieron más de cinco años de destierro en Venezuela; José María Bonnín, varios meses desterrado en Brasil; en Argentina, Rodolfo Romero Garcete y Rómulo Perina, este ejerciendo la presidencia del PDC. Durante el stronismo, la persecución policial era atizada por la propaganda colorada desde el Diario Patria y Radio Nacional del Paraguay; en tres oportunidades la policía allanó por la noche el local partidario, apoderándose de las carpetas de afiliaciones y de otros documentos.

Durante el mandato de Ayala Haedo, una Convención Nacional Extraordinaria reunida en 1967 resolvió por mayoría sustituir el MSDC por Partido Demócrata Cristiano, autorizándose a la Junta Nacional peticionar a la Junta Electoral Central el reconocimiento como partido político; la petición formal fue presentada por mí y José Kriskovich Prevedoni, en carácter de abogados representantes del Partido.

La presentación fue rechazada; presentado recurso ante la Corte Suprema de Justicia, el escrito pasó a dictamen del fiscal general del Estado, Dr. Alexis Frutos Vaesken, quien emitió dictamen favorable a la inscripción del PDC como partido político reconocido. Después de 17 años, pese a innumerables urgimientos y peticiones de poderosos dirigentes políticos extranjeros como el Ministro Strauss, de Alemania Federal, y del reclamo de embajadores de EE.UU. y de otros países, la Corte Suprema de Justicia se expide en 1987 confirmando el rechazo de la inscripción por la negativa de Alfredo Stroessner, con el argumento de que los demócratas cristianos éramos unos “peces rojos que nadábamos en aguas benditas”.

Con el pretexto de ser un partido político ilegal, la policía stronista perseguía, detenía, encarcelaba y torturaba a centenares de dirigentes y militantes del PDC en Asunción y en el interior, especialmente en Encarnación, Concepción, Piribebuy, Caaguazú, Villarrica, San Juan Bautista, San Ignacio, Santa Rosa, y en todos los lugares donde los demócratas cristianos eran promotores y dirigentes de las ligas agrarias cristianas. En mi carácter de dirigente y de apoderado del PDC me consta las heridas lacerantes en las espaldas, las costillas rotas y otros órganos de varones y mujeres democristianos, falsamente acusados de comunistas, conspiradores o terroristas.

Como resultado de elecciones celebradas durante la Convención Nacional reunida en noviembre de 1988, por 6 votos de diferencia sobre el candidato contrincante Luis Manuel Andrada Nogués, fui elegido presidente de la Junta Nacional. El 19 de diciembre, se autorizó el primer acto público de la DC en el parque Carlos Antonio López de Asunción, donde se enarbolaron por primera vez las banderas blancas, color oficial adoptado en esa Convención, representando la paz que el PDC ofrecía al pueblo paraguayo, como premonición de la caída de la sangrienta tiranía ocurrida pocas semanas después, en febrero de 1989.

Con el golpe de estado y la asunción de la Presidencia por Andrés Rodríguez, el panorama cambió bruscamente; el presidente Rodríguez me convocó al Palacio de Gobierno dándome la seguridad de que el PDC será tratado por el Gobierno en igualdad de condiciones con las demás organizaciones políticas; el 6 de marzo la Junta Electoral Central reconoció al PDC personería política; en la farsa electoral del 1º de mayo Secundino Núñez fue candidato presidencial de la Democracia Cristiana. Concluido el recuento de votos, el 2 de mayo por la tarde me llamó por teléfono el Dr. Édgar L. Insfrán en su calidad de presidente de la comisión especial designada para juzgar la elección de senadores, informándome que había sido elegido senador por la Democracia Cristiana, felicitándome. Sin embargo, al día siguiente por la mañana temprano, volvió a llamarme el Dr. Insfrán para informarme que por exigencia de Domingo Laíno, Benítez Florentín y otros dirigentes del PLRA, quienes amenazaron al presidente Rodríguez que no jurarían si no se les asignaban todos los cargos de senadores por la oposición, decidieron excluirme de la lista, lamentando ese hecho.

La mayor sorpresa en la historia política de nuestro país dio el PDC en las elecciones generales del año 2008, cuando acordó con el PLRA una alianza electoral para la chapa presidencial, en la cual, para la candidatura a presidente de la República, propuso el PDC a Fernando Lugo Méndez. En esa oportunidad, ante la ausencia del presidente del Tribunal Electoral y a pedido del presidente Gerardo Rolón, en el local partidario redacté el documento correspondiente y lo suscribí junto con Fernando Lugo, en presencia de decenas de periodistas de todos los medios de comunicación. En esas elecciones del 20 de abril, el abanderado del PDC de la Alianza Patriótica para el Cambio superó a la ANR por casi 250.000 votos, siendo elegido Fernando Lugo presidente de la República del Paraguay para el periodo 2008-2013.

* Expresidente del PDC

jdcm2304@gmail.com

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