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Desde el inicio, Kalaíto Pombero despertó curiosidad primero, admiración después. ¿Qué es eso de una novela en guaraní? El teatro, si; la poesía, sì ¡Pero una novela! Además, apareció en un momento en que los estudiosos del idioma discutían con animación acerca de la grafía científica y la tradicional. La polémica derivó peligrosamente hacia la intriga política. En auxilio de la llamada “científica” intervino Zarratea con el mejor de los argumentos: una obra sólida y novedosa. Al mismo tiempo, instaló un tema para la investigación y el estudio: el guaraní paraguayo y el castellano paraguayo.
La novela Kalaíto Pombero, según el mismo autor, nació a inspiración e insistencia de Juan Bautista Rivarola Matto, el recordado impulsor de la literatura paraguaya con su sello Napa. A Napa se le debe el desentierro de títulos esenciales y el nacimiento de otros que hoy ya son clásicos como el que ahora se ha presentado en su cuarta edición. Rivarola Matto apostó por el guaraní. Fue en un 1981 cuando nuestro idioma nativo aún se movía sin ninguna protección legal, sin más sostén que su antigua y rica tradición eminentemente oral. Como negocio, Napa tenía en frente la escasa o nula cantidad de posibles lectores.
Este libro tiene la particularidad de ser una obra literaria y un estudio lingüístico. Kalaíto es personaje de ficción pero al mismo tiempo nos introduce a una realidad del guaraní que todavía nos emplaza a estudiarlo.
Como ficción, es una obra acabadamente literaria. Nos lleva, de la mano segura del autor, a los conflictos sociales de una comunidad, Mbatoví, que representa a todas las comunidades del país con problemas que vienen de lejos, y se irán más lejos todavía: son las relacionados a la tenencia de la tierra, origen de conflictos irresueltos. Y en medio de ellos, las víctimas y victimarios en una pelea desigual. Los victimarios cuentan con la “legalidad” apoyada por leyes injustas que a la hora de aplicarlas golpean al más débil, al que carece de dinero y de padrinos.
Francisco Bazán escribió: “El esplendor de la prosa de Kalaíto Pombero hace de la novela de Tadeo Zarratea un acontecimiento inaugural en la literatura paraguaya. Abre un ancho camino y ha de excitar y estimular las inquietudes de la juventud alfabetizada en guaraní. Zarratea patentiza con esta obra que una literatura de calidad eleva el idioma, decanta sus posibilidades, muestra su belleza y su potencia y es capaz de manifestar su plenitud”.
Rivarola Matto escribió: “El autor no impuso voces al pueblo, no le atribuye sus ideas. En Kalaíto Pombero el campesino paraguayo habla su propio lenguaje, de sus propios problemas, dando a estos sus propias soluciones, dentro de los límites impuestos por su nivel cultural y sus posibilidades de acción. Este es uno de los mayores méritos de la novela, que muestra la garra del verdadero escritor, que no habla de sí mismo ni de los demás, sino en nombre de los demás. Por eso los protagonistas no están descriptos en forma externa, sino que cada uno se revela a sí mismo por su manera de hablar y su manera de obrar”.
En este párrafo Rivarola Matto penetra en el corazón de la novela. El personaje, dice, habla “su propio lenguaje” y “se revela a sí mismo por su manera de hablar”.
Tadeo nos dice que el lenguaje debe sostener las obras literarias para ganar su identidad. Sin embargo, Kalaíto Pombero, traducido al inglés, alemán o francés, seguirá siendo una novela eminentemente paraguaya. Nada perderá de su esencia nativa. Kalaíto, expresándose en inglés, seguirá siendo nuestro compatriota a igual que todos los Kalaitos que pueblan nuestra tierra.
Con esta obra, Tadeo dignificó la novela y dignificó al guaraní.