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Puede ser un evento aislado, en una zona tan lejana de la capital como es Filadelfia y más lejos aún de donde se toman las decisiones, pero los pubertos sentados en esas actividades, mañana indefectiblemente serán del grupo que toman decisiones claves para que el país evolucione o involucione.
La falta de interés crónica en la política tiene como consecuencia un ostracismo pernicioso entre los nuevos y prometedores talentos que resulta un panorama desolador, con las mismas figuras de siempre y, peor aún, el sistema reabsorbe en cargos nuevos a viejas figuras políticas, pero no deja vacancia a casi nada o nadie “fresco”.
La verdad mejor escondida dentro de ese fenómeno que lleva incubándose varios años, es que si no votamos, votan por nosotros, (no vendiendo cédulas como es habitual) sino más bien, al no involucrarnos absolutamente en votar, cedemos nuestro espacio, la oportunidad y nuestro poder de decisión, como un rebaño de ovejas.
Tal vez parezca que podamos hacer poco, que la suerte ya está echada y que viejos partidos y figuras tradicionalistas seguirán con el control, pero hagamos honor a la democracia que nos costó casi tres décadas de tiranía conquistar y vayamos a las urnas, involucrémonos y hagamos el esfuerzo de decidir, no que decidan por nosotros, recordando muy bien siempre que todo cáncer político tiene un ocaso.