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La sanción impuesta por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro norteamericano impide a Cartes, también declarado “significativamente corrupto” por EE.UU., firmar pedidos de créditos en nombre de la ANR.
Entonces, imposibilitado ante las entidades financieras, el 22 de febrero pasado, en una polémica sesión de la Junta de Gobierno, los miembros aprobaron que el exmandatario delegue su responsabilidad de ordenador de gastos a los vicepresidentes partidarios Rodolfo Friedmann y “Calé” Galaverna, para que lleven adelante las gestiones del préstamo de G. 37.000 millones.
Pero ha pasado más de un mes y todavía la ANR no confirma si solicitó o si los bancos rechazaron las solicitudes de préstamos. Impera el hermetismo. Varias voces, como Bachi Núñez, Beto Ovelar, Pedro Alliana, Cachito Salomón y el propio Santiago Peña aseguran, a veces con hartazgo, que la ANR obtendrá el famoso crédito de los bancos. No dicen de dónde ni cómo, pero afirman que los 768 candidatos tendrán los recursos para la etapa final de la campaña.
Transcurren los días y el 30 de abril se acerca. En carpas de Fuerza Republicana varios referentes, como Lilian Samaniego, y cercanos al primer anillo de Mario Abdo Benítez, como Daniel Centurión y Mauricio Espínola, pidieron que Cartes dé un paso al costado si no salen los créditos.
Bachi Núñez declaró, días atrás, que por “estrategia” la conducción partidaria no revelará el nombre de la institución financiera que dará el préstamo. Insólito. Ahora vemos que la Junta de Gobierno no obtiene financiamiento para afrontar una elección y recurre al secretismo.
Los cartistas argumentarán que la ANR es una organización con personería jurídica. ¿Pero negarse a difundir información de interés público?
En el 2013, para la campaña de Cartes, la Junta de Gobierno aprobó G. 60.000 millones. En el 2018 –campaña de Abdo–, se destinaron G. 34.000 millones. Informaron las entidades financieras que otorgaron el préstamo. Con este panorama se viene la recta final de campaña “significativamente” sin crédito. Para el cartismo, EE.UU. es el culpable.