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Paraguay, junto con Brasil, serán dueños en partes iguales de una de las hidroeléctricas más grandes del mundo, que generó hasta ahora más de 2,9 billones de MWh desde la operación de su primera turbina en 1984.
Pagar totalmente la deuda no ha sido fácil. Fue un largo camino que llevó décadas y que estuvo lleno de obstáculos que los diferentes Gobiernos, tanto del Paraguay como del Brasil, han sabido sortear. Muchas veces, los acuerdos fueron difíciles, complejos, pero finalmente llegaron los consensos que permitieron tener un camino claro. La mirada conjunta en un objetivo superior prevaleció por encima de las necesidades individuales.
Esa certidumbre hizo que Itaipú represente actualmente el 4% del Producto Interno Bruto de nuestro país, aporte en promedio al Estado paraguayo más de US$ 400 millones anuales por royalties, cesión de energía, pagos a la ANDE, y pueda encarar obras de infraestructura de gran envergadura que permitirán un Paraguay más conectado interna y externamente, sin olvidar los aportes que se han hecho para el desarrollo de los municipios de su área de influencia e incluso más allá.
La cancelación de la deuda es un gran paso que inicia un nuevo periodo para Itaipú. Liberada de su principal carga financiera, ahora el desafío es seguir aportando al desarrollo del país y trabajar arduamente en ampliar la base de generación de energía limpia y renovable de cara a los próximos años.
Llegar a ese objetivo está en manos de los próximos gobiernos de ambas márgenes y de la capacidad que tengan de mirar al futuro para dejar un legado perdurable a las próximas generaciones.
La actualización tecnológica que se inició hace algunos meses y que permitirá a Itaipú estar a la vanguardia es uno de los primeros pasos en ese objetivo. Es un proceso que llevará diez años y una inversión de 900 millones de dólares. A él se sumarán otros como la exploración de nuevas formas de generación de energía que permitan aumentar su capacidad y el análisis para maximizar los beneficios para el desarrollo del país.
Tampoco se puede olvidar que la cancelación de la deuda impactará de lleno en el cálculo del precio de la energía. Nos dará la libertad para concentrarnos en la revisión del Anexo C y en la posibilidad de negociar la libre disponibilidad del excedente.
La negociación con el Brasil demandará mucha creatividad y resolverla favorablemente es fundamental para el Paraguay de cara a los desafíos futuros. No debemos olvidar que en las próximas décadas la hidroeléctrica llegará a su capacidad plena de entrega de energía al Paraguay.
Itaipú Binacional es un factor de desarrollo que seguirá estando presente en la vida de todos los paraguayos, aportando para la construcción de un país mejor, integrado, desarrollado y con oportunidades para todos. En ese proceso estaremos acompañados por el Brasil, nuestro socio y dueño conjunto de la hidroeléctrica, con quien debemos continuar trabajando en igualdad de condiciones buscando acuerdos que beneficien a los dos países y que aporten al bienestar de sus pueblos.
La construcción de la hidroeléctrica más grande del mundo fue posible mediante ese tipo de acuerdos, gracias a la asociación de dos naciones hermanas que supieron convertir un obstáculo en una oportunidad; nada impide que de nuevo podamos tener esa mirada común.
Estamos terminando una etapa, pero se abre un futuro esperanzador donde Itaipú Binacional seguirá teniendo un rol fundamental para el bienestar de las futuras generaciones. Debemos estar orgullosos de ser dueños de una portentosa obra de ingeniería que genera energía limpia y renovable; que nos ubica a la vanguardia a nivel mundial. Hoy, más que nunca, debemos estar complacidos de decir que Itaipú es de los paraguayos.
(*) Director General Paraguayo de Itaipú Binacional