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La Ley Nº 5804 del Sistema Nacional de Prevención de Riesgos Laborales, promulgada en el año 2017, dice que la normativa tiene como objetivo “establecer las actividades de promoción y prevención tendientes a mejorar las condiciones de trabajo y salud de la población trabajadora, protegiéndola contra los riesgos derivados de la organización del trabajo que puedan afectar la salud individual o colectiva en los lugares de trabajo tales como: los físicos, químicos, biológicos, ergonómicos, psicosociales, de saneamiento y de seguridad”.
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Sin embargo, esta ley no se respeta y las evidencias las tenemos casi a diario en la vía pública cuando vemos a trabajadores o del servicio de distribución eléctrica u otros que requieren maniobras entre cables y columnas. Los vemos “instalar” escaleras en 90º a las cuales se trepan sin más soportes que los propios cables y un ayudante que desde abajo “ataja” el elemento desafiando todas las leyes de la física, al destino, Mandrake y al mismísimo San La Muerte. Todo esto en medio del tráfico cuyos autos van esquivando a los trabajadores cual carrera de obstáculos. “Normal”.
Cuenta una anécdota filmográfica que cuando Hollywood aterrizó en Ciudad del Este para filmar escenas de la remake de Miami Vice se armó un escándalo de proporciones mayúsculas cuando los productores vieron horrorizados como un avezado ayudante de electricista se trepaba a los techos de un tinglado para cambiar un foco, sin más protección que su “habilidad” para trepar. Inmediatamente se ordenó que el “cambiafocos” bajara y que trajeran una grúa que lo elevara para terminar la faena sin riesgos. “Un foquito nomaco”. Si un foquito que pudo haberle costado la vida a una persona y miles de millones de dólares a la productora.
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La irresponsabilidad de esa “normalización” de sistemas de trabajo no acordes a los estándares de seguridad es una calle de doble vía. Tanto el empleador como el empleado aportan su cuota de temeridad. Porque “así nomás luego es” y no es “de machos” andar colocándose tanto artefacto para hacer colocar un foquito, cambiar cables o trabajar pendiendo de un andamio. Lamentable.