Los años de la Demosgracia

El viernes se lanzó “Paraguay, 34 años de Demosgracia”, de Edwin Brítez, editorial Servilibro. Fue en el auditorio Amba´y, de Uninorte. El autor me concedió el privilegio de prologar su trabajo con algunas de estas palabras: Comenzaré por destacar la importancia del regreso de Edwin Britez, esta vez con un libro bajo el brazo.

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Estábamos acostumbrados a sus análisis periodísticos que nos enfrentaban a la realidad política del momento. Ahora, con la misma lucidez y honradez intelectual, nos conduce sin concesiones por el áspero camino de nuestra democracia desde la caída de la dictadura.

No la democracia, sino la nuestra, muy particular, cargada de esperanzas fallidas; la que se reinicia cada cinco años en punto y cada cinco años en punto nos desilusiona. Edwin estudia las causas, se detiene en ellas, hace incisiones con la destreza de un cirujano con el bisturí. Esta fue siempre la marca del autor.

Su alejamiento del periodismo, muy sentido en momentos en que el país se debatía con serios problemas sociales y políticos, hoy está compensado con este libro que mantiene íntegra su antigua capacidad de leer con solvencia el comportamiento de los políticos. Estos políticos en cuyas manos se moldea, o desmoldea, la democracia, pero quienes, a su vez, han sido elevados a los puestos esenciales por un electorado cuya preocupación no es vivir en un Estado de Derecho sino hacerse de unos pesos con la venta de sus votos. Aquí surge la pregunta de Sor Inés de la Cruz: ¿Quién es más de culpar/ el que peca por la paga/ o el que paga por pecar?

“La mediocridad en función de gobierno –nos dice Edwin- es consecuencia de una acción colectiva, del acto de elegir; por tanto, es responsabilidad del elector, de una porción de la ciudadanía ganada por la estupidez”. Y la corrupción.

En poco más de tres décadas hemos asistido a la declinación constante de las instituciones como efecto del deterioro moral e intelectual de los políticos que las manejan. Por ejemplo, entre el primer Parlamento de la democracia y el actual, media un abismo. Hoy ya no se debate. Se gritan insultos, se ventilan ideas de una trivialidad espantosa. Lo único que se defiende con pasión es la inmoralidad.

Es tan vigorosa la carga negativa que se llegó a convertir, por ejemplo al Partido Colorado, en una asociación política que se mueve sin rumbo, sin más principios que carecer de ellos. Nadie hubiera esperado que el coloradismo cayera en manos de quienes nunca fueron colorados, que se hicieron tales por conveniencia. ¿Alguien, ni siquiera en sus momentos delirantes, habría esperado que el candidato a la presidencia de la República fuese un liberal? ¿Alguien habría tenido el mal sueño de que un encuentrista se haría cargo de la presidencia partidaria? ¿Y hoy? Horacio Cartes es el titular sin que nunca fuera colorado.

Se afilió de viejo cuando le prometieron la presidencia de la República y le acomodaron los estatutos partidarios a su gusto. Lo siguen haciendo con total impunidad. Con las investigaciones del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, hoy se sabe –en rigor, se supo siempre- que detrás de cada paso “exitoso” de Cartes está su incalculable fortuna.

El presente libro de Edwin Britez es un recorrido inteligente por nuestro reciente pasado político hasta los acontecimientos actuales. Nos dice todo lo que tenemos que saber apoyado en una amplia y rigurosa bibliografía.

Los antiguos seguidores de la columna dominical de Edwin, encontrarán en este libro la misma preocupación, la misma sagacidad y sensatez para analizar nuestra azarosa vida política.

alcibiades@abc.com.py

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