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Los nativos les trataron de matones, los obligaron a sentarse sin camisa bajo el sol con una temperatura de 40 grados y, no contentos con eso, los castigaron obligándoles a carpir, bajo la constante amenaza de ser golpeados por la turba que los tenían rodeados. Todo esto porque “se atrevieron a entrar en territorio indígena”.
¿Qué hay detrás de la actitud cada vez más belicosa de los nativos? Es la pregunta que debería analizar la población paraguaya.
Lo que pocos saben es que no es la primera vez que uniformados son aprehendidos y sojuzgados por los autores del hecho, encabezados en esta ocasión por el supuesto cacique Emigdio López –hermano de varios otros supuestos caciques extorsionadores.
Gran parte de la extensa zona conocida como estancia Americana está convertida desde hace tiempo en un “territorio sin ley” por diversos grupos indígenas. Estos extorsionan a los productores del lugar, que les entregan multimillonarias sumas para poder cultivar y cosechar.
Una empresa productora de yerba orgánica que exportaba al extranjero ya abandonó el lugar por el constante acecho de los belicosos aborígenes. Estancias modelos dejaron de existir y extensas reservas boscosas están siendo exterminadas.
Es más, según informes del Ministerio Público, estos grupos de indígenas no se limitan a someter a los productores, sino se dedican a proteger a traficantes de marihuana y no se descarta que estén encubriendo una pista aérea clandestina por donde se estaría traficando cocaína.
Se entiende la “sensibilidad” que envuelve cualquier caso que involucra a nativos. Pero aquí el Gobierno debe actuar aplicando la ley, porque no solo se burlan de las autoridades y de la existencia del Estado, sino que amparados en su condición de indígenas construyen peligrosamente un territorio liberado donde podría estar surgiendo un nuevo grupo radicalizado.