Canindeyú bajo acecho

Por donde se lo mire, no existe una perspectiva muy alentadora. El XIV departamento prácticamente ya está consolidado como parte de un territorio manejado por los carteles de la droga que, a diferencia de otros tiempos, empieza a producir enfrentamientos y muertes en el campo y en la ciudad.

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Los organismos de seguridad, Fiscalía y Policía están sobrepasados y evidentemente confabulados en gran medida como ya ha quedado demostrado con anotaciones de sobornos de varios narcos que tomaron estado público. Incluso hay un asistente fiscal de Salto del Guairá purgando pena como parte de una organización de narcotraficantes, que fue descubierto por el exfiscal Marcelo Pecci.

Y detrás de la droga vienen los soldados de las organizaciones criminales del Brasil, especialmente del PCC y Comando Vermelho. No están aparentemente tan infiltrados y dominando aún, como en la zona del Amambay, pero acechan de manera constante en el campo y en las ciudades queriendo comandar el lucrativo negocio, pero con sus propias reglas.

El poder de las organizaciones interesadas en asentarse en Canindeyú, para apoderarse de los mariguanales, el tráfico de armas y otros negocios conexos socaba a su vez las pocas chances que tiene la región de recibir inversionistas serios capaces de generar mano de obra y dejar a su sombra los negocios ilícitos. Nadie quiere arriesgar su capital en territorio de hampones. En la capital Salto del Guairá sobrevive un comercio estancado y retraído que, si bien es aun en gran medida el generador de dinero y empleo para los pobladores del lugar, no se vislumbra un crecimiento vertiginoso que pudiera reprisar en alguna medida aquellos tiempos de boom comercial como lo fueron los primeros años de este siglo.

Ante la nula perspectiva de una rápida recuperación económica de la región, tras las últimas elecciones con los resultados consabidos, mucha gente solo piensa en el retorno de los buenos tiempos del contrabando de cigarrillos. Y las perspectivas sobre los negocios fronterizos se acrecientan porque creen que el presidente Lula será más dócil que su antecesor.

Conclusión, Canindeyú está llamado a entregarse definitivamente al hampa en los próximos años si es que no se produce algún acto cuasimilagroso que pudiera ofrecer posibilidades para que su laboriosa gente siga resistiendo y no sucumba bajo el poder tétrico de la criminalidad.

rduarte@abc.com.py

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