Cambiar, para no ser como víbora

Juan Bautista predicaba para la gente, y de cierta manera, ya presentaba la figura definitiva, que es Jesucristo, pues Él que bautizaría con el Espíritu Santo, guardaría el trigo en el granero y echaría la mala hierba al fuego inextinguible.

Cargando...

Muchos se acercaban al Bautista para escucharlo, pues veían que era un hombre limpio, un auténtico profeta de Dios, aunque no tuviera mucho pelo en la lengua para decir las cosas.

Cuando él vio que allí estaban los fariseos y saduceos, exclamó: “Raza de víboras, produzcan el fruto de una sincera conversión, pues el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles”.

Este mensaje es muy necesario hoy día, si queremos lograr una armonía familiar y genuina justicia social, sin contentarnos solamente con los “olores” de Navidad, de niñito Jesús, de pan dulce, clericó y de viajes muy agradables.

Sin embargo, también hay que preguntarse por qué muchos no tendrán una Navidad con unidad en la familia, con alimentos en la mesa y padecerán las angustias del desempleo.

Seguramente, porque en todas las épocas, infelizmente, hay una activa raza de víboras que sabe inocular su veneno, dañar la salud, la esperanza y el bolsillo de las personas.

Estos días de Adviento tendrían que hacernos pensar lo cuanto tenemos de “víboras” en nuestras actitudes, lo cuanto nuestras palabras son traicioneras, lo cuanto nuestra codicia despoja, o lo cuanto nuestra intolerancia mortifica a los demás.

El camino es dar frutos de una sincera conversión, donde mostramos coraje cambiando de actitudes, dejando de lado lo que no se compagina con el Evangelio, y abriendo espacio para la acción del Señor, que desea infundirnos un espíritu de sabiduría, de fortaleza y de piedad, como lo afirma Isaías. Es esto lo que nos lleva a no juzgar por las apariencias, y a no golpear a los débiles.

Además, el rico simbolismo “del hacha en la raíz del árbol” expresa la urgencia, pues ya al instante siguiente se puede cortar el árbol, y terminar la presente etapa.

En este momento, el bondadoso Señor nos brinda otra oportunidad, que no se debe derrochar, para esta conversión y para mejorar nuestra conducta, porque nadie puede garantizar que estará vivo mañana, o tendrá otra situación favorable: hoy es el tiempo de abandonar las obras envenenadas y adoptar comportamientos que generen confianza: ¡es una urgencia!

Aquellos que son como el trigo descansarán felices en el granero, pero las “víboras” experimentarán su propia ponzoña.

Procuremos también participar de la “Navidad en Familia”, para que asimilemos el verdadero espíritu navideño.

Paz y bien.

Hno. Joemar Hohmann - Franciscano Capuchino

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...