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Según se infiere de los argumentos del letrado y exfiscal de Delitos Económicos, David sería en este caso González, a la que él defendió de Goliat: el diario ABC Color y su directora.
En el ejercicio de su profesión, este abogado ha estado en diversas veredas con clientes varios, no precisamente asimilables al pequeño y valiente David.
Se trata del mismo jurisconsulto que salvó en su momento de ser extraditado a los Estados Unidos de América a Nicolás Leoz (+), expresidente de la todopoderosa Conmebol, acusado por soborno y lavado de dinero. Fue también el abogado que salvó al actual senador colorado y exintendente de Ciudad del Este Javier Zacarías Irún de las acusaciones por enriquecimiento ilícito y declaración falsa.
Lo común en estos casos es que ambos personajes se libraron por cuestiones procedimentales, sin que se haya analizado en un juicio la comisión de los delitos por los que se los acusaba.
Es muy difícil que en nuestro país haya alguien medianamente informado que crea que Leoz y Zacarías Irún eran pobres víctimas inocentes de aquello que se les imputaba. Solo que, paradójicamente, tenían suficiente dinero para pagar a un abogado muy hábil, capaz de librarlos de tener que explicar cómo obtuvieron ese dinero.
El antecedente de Leoz, posiblemente, le vale ahora a Preda ser contratado por otro “David”, el expresidente Horacio Cartes, para defenderlo en el marco del calificativo de “significativamente corrupto” que le endilgó oficialmente el Departamento de Estado de los Estados Unidos. El exmandatario le paga a Preda para salvarlo de un posible pedido de extradición que se venga.
Otra cuestión interesante fue la de querer presentar a González como una suerte de “perseguida”, muletilla recurrente a la que acuden en nuestro país acusados y acusadas de corrupciones varias. Según el abogado, las publicaciones sobre su defendida, por las que se sintió agraviada, eran una represalia porque quiso cobrarle impuestos al grupo ABC, que se beneficiaba con una exención, de acuerdo a la ley vigente. Curiosamente, de esa misma exención se beneficiaba en ese entonces una empresa de la González.
Al momento de argumentar por la “composición” (indemnización) para la González por su “honor agraviado”, Preda no pudo con su soberbia y calificó al periodista Lezcano de “mandadero” y, casi por lástima, planteó que pagase mucho menos, debido a su magro sueldo.
Aparentemente, Preda no se ve a sí mismo como una nueva mascota de la colección de HC y tampoco como su mandadero. En todo caso, debe verse, suponemos, como un mandadero VIP, por el dinero que cobra.
Es entendible en personas de cierto perfil sicológico creerse superiores por el dinero que reciben del patrón. Y no podemos ni imaginar la satisfacción moral que deben sentir al defender a tantos Davides corruptos, perseguidos por periodistas inmisericordes a los que se les da por tomarse en serio la libertad de prensa que consagra nuestra Constitución.