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Es un plan sin fundamentación científica, sin proyección de futuro, que ignora la pedagogía científica y no nos dice cuál es el perfil del egresado ni el modelo de sociedad para el que presuntamente educaría a los niños, adolescentes y jóvenes.
El PNTE 2030 es tan alienado y alienante que hasta en su nombre revela el sometimiento a la “Agenda 2030 para Transformar el mundo”. Los gestores del PNTE pretenden transformar nuestra educación paraguaya, no sin molestarse en saber cómo está la educación nacional, lo que les ha interesado desde el principio es que extranjeros nos digan cómo instalar la educación que se desprende de la Agenda 2030 y la ideología de género, su objetivo número cinco.
La prueba está en que antes de empezar se contrató a dos universidades extranjeras, a ninguna paraguaya. Y la contratada Universidad Columbia de Nueva York es uno de los focos promotores internacionales importantes de la Agenda 2030 y la ideología de género.
La segunda prueba es que nuestros gestores del PNTE no se molestaron en hacer un verdadero diagnóstico del estado de nuestra educación nacional y sus causas. Les bastó como diagnóstico leer el Informe Pisa 2017 sobre nuestros estudiantes de 15 años, en el que se dice que “no tienen lectura comprensiva”, es decir, que no saben leer. Con solo ese dato, los gestores dedujeron las políticas a seguir para transformar la educación.
Nada se dice de las causas políticas que han destruido nuestra educación nacional, por ejemplo, que el MEC es una oficina de empleo para operadores políticos; tampoco denuncian que los sucesivos gobiernos desde mayo de 1998 vienen violando artículos de la Constitución Nacional y la Ley General de Educación, ni que la media de duración en el cargo de los ministros de educación, desde los años noventa es de catorce a dieciséis meses, con lo que es imposible dar estabilidad y continuidad a la gestión de la educación, etc.
Sin diagnóstico del estado de la educación nacional es imposible curarla. Y lo que queda claro es que a los responsables del PNTE no les ha interesado mejorar la educación de Paraguay, sino imponer planes extranjeros, alimentados con sobornos tan explícitos como la donación de la Unión Europea, refrendada por nuestra esclavizante ley 6659, que nos obliga a ejecutar los imperativos de la Agenda 2030 y a someter nuestra soberanía en educación a la aprobación de la Unión Europea.
El PNTE es falso porque dice que es plan de transformación de la educación y solo se ocupa de algunos aspectos de la educación escolar, ni si quiera todos (viola la Constitución abandonando la educación para la cooperación, la educación religiosa, la educación sobre la Constitución Nacional, el desarrollo de la dimensión espiritual) y no incluye a la Educación Superior (universidades, institutos superiores, institutos técnicos superiores), absolutamente necesarios porque forman a profesionales, que la educación escolar necesita; investigar y producir conocimientos, también necesarios para la educación escolar. Es imposible mejorar la educación escolar sin la educación superior.
El PNTE es mau porque se ha hecho al margen y de espaldas a la Constitución Nacional y las leyes. Se ha hecho sin contar con las comunidades educativas, como ordena el artículo 76 de la Constitución y ocho artículos de la Ley General de Educación y sin contar con los padres, como ordena el artículo 71 de la Ley Código de la Niñez y Adolescencia. Se ha producido bajo la autoridad de un Comité Estratégico ilegal, porque fue creado por Decreto del Poder Ejecutivo violando quince artículos de dos leyes, la General de Educación y la Orgánica del MEC.
Es escandaloso que precisamente el Ministerio que debe educar produzca y pretenda imponer un Plan Nacional de Transformación Educativa falso, que además viola la Constitución y las leyes. La ciudadanía lo rechaza y lo seguirá rechazando.