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El robo y posterior recuperación de 102 vacunos de la estancia Guaraní, del distrito de Fuerte Olimpo, ocurrido a finales del mes de octubre, certifica la afirmación de que los ladrones de animales cuentan con este tipo de protección, solo así se puede entender que en dicho caso, extrañamente, no existan personas aprehendidas.
Según los conocedores de manejos de estancias, para mover esa cantidad de animales, necesariamente debieron participar entre 8 y 10 personas, atendiendo que los vacunos fueron arreados por dos a tres días, para recorrer los más de 50 kilómetros, del lugar de donde fueron robados, hasta la estancia abandonada donde se logró recuperar los vacunos.
No se puede entender cómo es que la Policía antiabigeato no haya podido detener aunque sea a uno de estos ladrones, puesto que es muy poco creíble que los abigeos hayan realizado todo ese enorme sacrificio para que finalmente decidan de la nada dejar abandonado en un corral los animales.
El propio dueño de la estancia afectada, Guillermo Villalba, dudaba del procedimiento, a pesar de que logró recuperar la totalidad de sus animales. Los uniformados portaban armas de grueso calibre y cómo es entonces que no pudieron aprender a ningún cuatrero ya que de lograr esto, se podría identificar a todos estos abigeos que mantienen en zozobra a los ganaderos, refería.
Este robo generó un conflicto entre la Municipalidad de Fuerte Olimpo y la propia fiscalía, en el intento de conocer a quién pertenece la propiedad donde fueron encontrados los animales, y certifica lo dudoso que fue el procedimiento, en una zona donde el robo de ganado es un negocio floreciente.