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Una persona que busca ocupar un cargo de poder debe demostrar, en primer lugar, ser apegada a las normativas vigentes; sin embargo, este es el pecado de la mayoría de los candidatos. En ese contexto me refiero a la propaganda electoral fuera del periodo legalmente permitido.
El cronograma electoral fijó para el 16 de noviembre el inicio oficial de la campaña visual (carteles-pintata en muros-afiches) de los candidatos que se extenderá hasta el 15 de diciembre, teniendo en cuenta lo que establece la Ley 834/96. Empero esas letras parecen estar muertas o que nunca fueron escritas, ya que casi nadie respeta.
La semana pasada, arrancó en Ciudad del Este una iniciativa de retirar la propaganda extemporánea de las calles a raíz de la inacción del Ministerio Público en actuar en estos casos. Con anterioridad, se presentaron denuncias por transgresión al Código Electoral, pero la fiscalía no movió un solo dedo (como casi siempre).
La violación de la ley no solo la cometen los partidos tradicionales como la ANR y el PLRA, sino también los independientes, pues en este tema no hay distinción de colores, todos son infractores por igual.
Los candidatos más caraduras tuvieron el tupé de reclamar y hasta amenazar. En este mismo caso, se presentó una denuncia en la fiscalía por “destrucción de carteles” contra los activistas de la iniciativa. Pero por favor señores políticos ¡los infractores son ustedes!
Teniendo en cuenta estos antecedentes, la ciudadanía ya tiene un parámetro de quiénes son los candidatos que hablan falsamente de renovación, honestidad y transparencia. La credibilidad es lo primero que se pierde cuando uno cae en este tipo de transgresiones porque, si no se es capaz de respetar la propia ley, menos respetará la confianza del elector.
Mientras nos siguen inundando de polución visual política, reflexionemos con responsabilidad y por sobre todo amor a la patria, qué direccionamiento daremos a nuestros votos. De esto depende el futuro de nuestro departamento y nuestra nación.